Actualizado Viernes, 17-07-09 a las 10:25
Los hermanos Chapman, los dos "chicos malos" del arte británico, han gastado una nueva broma al hacer creer a la crítica que las piezas presentadas en una galería londinense de vanguardia eran obra de una pareja de artistas rusos.
La galería "Orel Art", especializada en arte ruso y con locales en París y Londres, anunció la exposición como el debut londinense de Yuri y Konstantin Shamanov, fundadores de un nuevo movimiento radical artístico de Moscú llamado "Camaleón".
Según el catálogo, los Shamanov nacieron el 12 de abril de 1961, el día en que Yuri Gagarin se convirtió en el primer hombre en viajar al espacio, y tras servir en el Ejército soviético, se fueron cada uno por su lado. Yuri trabajó como ingeniero en un laboratorio de investigación espacial antes de hacerlo como escenógrafo para el teatro, mientras que su hermano, Konstantin, se dedicó al comercio.
Pero a finales de los noventa, los hermanos se reunieron y comenzaron a trabajar juntos como artistas, decía el catálogo, según el cual su obra, inspirada por movimientos rusos de vanguardia como el constructivismo o el suprematismo de Malevich, constituye el diagnóstico de una sociedad "enferma".
Sospechas confirmadasAlgunos críticos empezaron a sospechar de esos dos hermanos, de los que no figuraba mención alguna en internet antes de esa exposición, y finalmente se descubrió que si bien se trata de dos hermanos, no son los Shamanov sino los Chapman. "Puedo confirmar que los Shamanov son Jake y Dinos Chapman. Los artistas querían que su identidad permaneciese en secreto el mayor tiempo posible hasta que lo descubriese el público o la prensa", confesó Ilona Orel, responsable de la galería a preguntas del vespertino "Evening Standard".
Entre las obras de los supuestos "Shamanov" hay collages como el titulado "Cuelga a este rebelde", grabados como "Abeja constructuvista" o "Estudio para un Satélite Flor". El año pasado, los Chapman compraron una serie de acuarelas del dictador alemán Adolf Hitler por 115.000 libras (135.000 euros) y las vendieron por 685.000 (802.000 euros) tras pintarrajear en ellas arco iris, estrellas y corazones, y hace seis años hicieron algo parecido con unos grabados de la serie de Desastres de la Guerra, de Goya.
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