La vida en un 'piso tartera'
Un diseño del arquitecto Andrés Jaque, la 'Tupper Home', quiere dar respuesta a los problemas de espacio en la ciudad
ROSA RIVAS - Madrid - El País. 23/03/2009
Si compensamos la reducida superficie de una vivienda con una elevación de su rango tecnológico, se puede aumentar el nivel de satisfacción de quienes la habitan. El hermetismo de un espacio pequeño guarda algo apetecible como las modernas tarteras de plástico que conservan comida casera. Ésa es la filosofía de la Tupper Home, un proyecto -ya hecho realidad en un prototipo junto a la Gran Vía madrileña- que ha resultado ser finalista del prestigioso Premio Mies van der Rohe. La idea es del equipo de arquitectura de Andrés Jaque (www.andresjaque.net), que trabaja en otras soluciones para redecorar las vidas de los urbanitas inquietos y comprometidos con el entorno. Una de ellas es la Rolling House, prototipo de vivienda compartida que presentará en abril en la feria Construmat de Barcelona, y el Museo de Andar por Casa, instalaciones culturales móviles para grandes superficies comerciales.
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Los dormitorios del inmueble tienen la forma de una cabaña de plástico
Media docena de familias han solicitado una casa al estudio
El proyecto ha resultado finalista del Premio Mies van der Rohe
El primer táper piso tiene 30 metros cuadrados y cuatro metros de alto. Consta de dos dormitorios diseñados como dos cabañas de plástico, a las que se sube por una escalera, como la de las bibliotecas antiguas -que desliza sobre un carril-. Las habitaciones son pequeñas, pero en cada una cabe una cama de 140 centímetros de ancho y un buen armario. Entre ellas hay una puerta corredera. No hay salón, ni comedor, ni cocina, ni recibidor como tales, pero sí un pequeño espacio que, por su diseño, tiene un efecto visual de invernadero o jardín exterior. "Está pensado para que aquí pase toda la vida social de la casa", explica el arquitecto. Y hay otro espacio más, una cabaña rincón, para la necesidad de aislarse: "Leer, hacer yoga o simplemente para relajarse escuchando música".
Los habitantes de la primera táper casa madrileña, que llevan un año usándola a gusto (según comentan a los creadores), guardan celosamente su intimidad. Pero la Tupper Home (http://andresjaque.net/wordpress/proyectos/tupper-home-madrid/) es una iniciativa nacida para que rule entre los amigos, familiares y colegas de quienes la viven. Su nombre lo dice todo: táper, por las famosas tarteras evocadoras del confort de alimento familiar, por la estética pop y por las conexiones que pueden generar los usuarios. Como en las reuniones de marketing demostrativo que empezaron en España en los sesenta (Tupperware, Avon, Thermomix...), los inquilinos se convierten en promotores y reciben por ello compensaciones económicas en obras o ajustes que necesiten en la casa. Así recuperan parte de la inversión. "No lo hemos ensayado aún, es una idea. Se trataría de una red de usuarios que serviría para un intercambio de información sobre las cosas que funcionan o las que se pueden mejorar. Una red de mantenimiento y solidaridad", explica Andrés Jaque.
El estudio de arquitectos ya ha recibido media docena de solicitudes de Tupper Home. Cada usuario tendrá una casa adaptada a su gusto y con los materiales que prefiera. Al tratarse de una renovación de interiores en un piso antiguo o de espacio poco optimizado, se pueden conservar materiales originales que merezcan la pena o hacerlo todo nuevo. Se emplean materiales ligeros y versátiles (tubos de acero y pvc, paneles de resina, metacrilato, pavimento continuo de cemento resinoso...). Otro aspecto fundamental es el color y la luz: aportar viveza y espacios diáfanos. La instalación eléctrica está adaptada al multiuso tecnológico actual y hay sistemas inteligentes en todos los servicios. La inversión puede salir por unos 40.000 euros. Algo razonable, opina Jaque, "teniendo en cuenta que el metro cuadrado en el centro de Madrid no baja de los 6.000 euros".
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