Hazlo (todo) tú mismo
En la eterna crisis del disco, las bandas (¡hasta Hombres G!) buscan la luz de la autogestión.De la promoción a la distribución, el axioma punk se impone.
JAVIER HERAS - Madrid - 29/08/2009
Los músicos se rebelan. Contra sus contratos. Contra una industria exánime. Un enfermo crónico sin músculo promocional, escaso personal y poco que ofrecer. Y no sólo los que llevan años peleando a la contra. Ahora son los superventas los que promulgan que se puede sobrevivir sin discográficas. "Ya no las necesitamos más. Su último dominio, el de la distribución, ha caído", sentencia en una entrevista Trent Reznor, líder de Nine Inch Nails.
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"Tienes una visión más realista de dónde estás", dice Quique González
Emily Haines: "A lo mejor nos vamos a la mierda, pero lo habremos elegido"
Hombres G son los últimos (siguen así el camino de artistas como La Excepción o el músico de jazz Dave Douglas) en apuntarse al mandato punk de "hazlo tú mismo", reconvertido para este siglo XXI -en el que la tormenta discográfica perfecta parece no amainar nunca- en "hazlo todo tú mismo". Graban canciones nuevas y las ofrecen en Internet, gestionan ellos mismos sus conciertos y hasta se apuntan a dirigir videoclips. Con la independencia de la banda madrileña, cae en el terreno de la autogestión todo un símbolo de la música comercial que ha hecho ganar mucho dinero a la industria española (Warner, en su caso). ¿Por qué transigir con las incomodidades del sistema cuando el barco se acerca peligrosamente al iceberg?
Si desde hace años grabar canciones ya no es caro, como tampoco popularizarse por MySpace, los últimos movimientos se refieren a la distribución. Desde que Thom Yorke (Radiohead) lo trastocara todo al dejar EMI y ofrecer In rainbows gratis en su web, otros han decidido no depender de su sello. El grupo canadiense de pop-rock electrónico Metric, de ventas moderadas, ha planteado un movimiento que antes habría sido suicida. Con su cuarto disco en ciernes, se reunieron con varias compañías. "Escuchamos lo que tenían que ofrecer y nos dimos cuenta de que cualquier opción sería restrictiva para nuestra creatividad", cuenta su vocalista, Emily Haines.
Decidieron autofinanciarse. Formaron un equipo de unas 100 personas, "elegidas a dedo". En España también lo han hecho, entre otros, Vetusta Morla o el cantautor Quique González; más por necesidad que por espíritu revolucionario, todo sea dicho. A pequeña o gran escala, el procedimiento es similar: subcontratar a mucha gente, como las distribuidoras Last Gang para Canadá y PIAS para Europa en el caso de Metric.
Otra novedad está en la promoción. El madrileño Huecco es un caso atípico: trabaja sin representante dentro de una multi, Warner. Con un asistente a sueldo en España, pacta también con agencias de Europa y EE UU. Él se gestiona su imagen, sus vídeos y sus actuaciones. "He reducido el gasto y tengo más conciertos que nunca". Unos 50 este curso. "Me ha costado imponerme, pero es la única manera de controlar absolutamente mi proyecto". Haines abunda en esa idea: en la edición de lujo de Fantasies, el último álbum de Metric, incluyó como material extra un collage de fotos tomadas por ella. Algo "quizá no rentable", explica, "pero sí muy significativo", que en una multinacional no les habrían permitido.
Los partidarios de la emancipación defienden como principal ventaja la libertad. "Es todo cuestión de control sobre tu vida. En un sello convencional siempre hay alguien que te pide hacer algo que no quieres", dice Haines. Quique González, que hace un par de meses se marchó de DRO/Warner, explica otra ventaja: "Al hacer tú las cosas, tienes una visión más realista de dónde estás y de lo que generas. Las expectativas son las tuyas, no las de tu compañía". Tras su divorcio de DRO, el compositor viajó a Nashville para grabar su nuevo álbum. Los gastos, de su bolsillo. Ahora busca "aliados para repartir la responsabilidad y que salga en las mejores condiciones".
Hay un detalle importante en la opción del juan palomo (así llaman a Huecco en Warner): sin intermediarios, el porcentaje de beneficio es mayor. "En iTunes, de cada dólar ganamos 77 centavos; con una compañía, habrían sido unos 22 centavos", argumenta en Los Angeles Times el co-manager de Metric, Mathieu Drouin. El riesgo, eso sí, se acrecienta. Los miembros del grupo se han gastado sus ahorros, y han necesitado una subvención de 50.000 dólares del Gobierno canadiense.
Pero independizarse ¿está al alcance de todos? Alguno no lo ve claro. Javier Liñán, fundador del sello El Volcán: "Entiendo que haya artistas consolidados que se autofinancien las grabaciones, pero no un artista nuevo. Lo difícil es llegar, eso no se consigue colgando tus temas. La promoción conlleva más actuaciones".
En cualquier caso, da la sensación de que las grandes discográficas (Warner, EMI, Sony BMG y Universal, que se reparten el 80% de las ventas) van un paso por detrás. Todavía estancadas en un modelo industrial en extinción (el CD), intentan paliar la caída de las ventas exprimiendo los directos. Todas han renegociado los contratos para que el 10% de los ingresos de los conciertos (el 5% en el mejor de los casos) vaya a parar a la discográfica. Algo que no había sucedido antes.
Alfonso Pérez, A&R de Warner, lo justifica: "Dada la caída imparable de las ventas
[en España en 2008 descendieron un 12% respecto a 2007, según Promusicae], la única manera de hacerlo viable era con una mínima participación de sus actuaciones en directo". A Huecco el porcentaje de los conciertos no le parece "el fin del mundo", pero las formas "quizá hayan sido agresivas". El rumbero entiende que se aplique esa cifra para la primera gira (la que depende directamente de la inversión en el disco), pero no ya para una segunda vuelta.
En este panorama variable, donde no tiene sentido mantener estructuras gigantescas, surgen otras iniciativas. Hace algo más de un mes se presentó la compañía Polyphonic. Supone la unión de tres empresas, entre ellas la promotora de Brian Message, que ha trabajado con Radiohead. Sus responsables aseguran ofrecer un paso más en la integración de funciones del proceso productivo en una sola compañía: grabación, promoción, directo y merchandising. También permitirán a los artistas retener sus masters originales y sus derechos de autor.
Cabe preguntarse entonces si el negocio musical acabará por ser un asunto solo de artistas. Es poco probable. Seguirá habiendo agencias, compañías, managers, abogados... "Si no, tanto trabajo nos aplastaría", señala Emily Haines. Ahora bien: ¿qué pasará con las discográficas? Para algunos son cada vez más prescindibles. El guitarrista de Vetusta Morla, Guillermo Galván, cree que después de lograr "lo más difícil" -triunfar después de años de trabajo-, deberían ofrecerles "algo muy grande" para que piquen. Prefieren trabajar en solitario. Y no les va mal. Metric, gracias al interés que ha despertado su rebeldía, ha vendido "más copias del último disco en pocos meses que del anterior en cuatro años". Como dice Haines: "Existe la posibilidad de que todo se vaya a la mierda. Pero al menos habremos tomado nuestra propia decisión".
La crisis del disco: tormenta perfecta
- Napster, primera batalla. En 2000, las multis demandan y hunden a la promotora de intercambio de archivos MP3.
- Habituados a eMule. Los programas de intercambio P2P (eMule, Ares) acostumbran a los españoles a bajarse archivos gratis (1.200 millones de descargas en 2008). Se avecinan
leyes antipiratería.
- El éxito de Apple. La venta de música online (iTunes, Pixbox) supera los 1.000 millones de descargas legales en EE UU en 2008.
- Thom Yorke, visionario. En 2008, Radiohead deja EMI y ofrece el último álbum
de la banda gratis en su página web.
- Y llegó Spotify. El servicio de canciones en streaming amenaza el imperio de Apple cuando llegue a EE UU.
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