Conciertos a domicilio
Los recitales privados se convierten en una alternativa para los músicos
LINO PORTELA - Madrid - 15/06/2009
Era domingo por la tarde. Veinte niños miraron perplejos al señor que acababa de entrar al jardín. Enchufó su guitarra y se puso a tocar. Hubo un silencio. Ninguno dijo nada. "Traté de ser compasivo con ellos, y por una cuestión de caridad sólo toqué media hora", bromea dos semanas después el señor con barba, que no es otro que el cantante madrileño Remate. "Además, me puse una camisa hawaiana para equilibrar el impacto... por si les daba miedo". Ninguno se asustó. Todo lo contrario. Al final del concierto, uno de ellos se le acercó y sólo le dijo tres palabras: "¡Eres un crack!".
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Si 40 amigos ponen 20 euros cada uno, el caché es bastante digno: 800 euros
Fran Snyde ha creado una red de casas anfitrionas por todo el mundo
Así transcurrió el segundo Take Away Show -o conciertos privados- que este músico de 34 años ha dado en Madrid. De nuevo, los músicos, ante la saturación de los conciertos y sus elevados precios, buscan nuevas fórmulas para pasear sus canciones. "Los niños son más impresionables, pero no sabía si iban a pensar que era un coñazo o lo iban a pasar bien. Así fue. Ellos no entienden de etiquetas y clichés... que si indie, que si pop... Entienden la música de una forma muy sensible. Ahora bien, son implacables. Si les gusta, te lo demuestran, pero si no, también".
No era la primera vez que Remate veía la cara de sus seguidores a menos de dos metros. Para presentar su último disco, Save and sound cogió la guitarra y se plantó en casa de Jonathan, un fan del barrio de Entrevías que a través de su web había ganado un concierto privado. "Fue tan fácil como llamar al telefonillo y subir", recuerda Remate. "No es miedo, es curiosidad por ver cómo es la persona. Vale, durante un momento se te pasa por la cabeza que pueden descuartizarte, pero sólo dura un segundo".
La idea no es nueva -ya lo hacía Mozart-, pero uno de sus últimos impulsores es el cantautor estadounidense Fran Snyde, que a través de una web (www.Concertsinyourhome.com) ha creado por todo el mundo una red de casas anfitrionas donde los músicos pueden tocar. La máxima es "El salón se hizo... para la música en directo", y ofrece incluso sesudas pero evidentes razones por las que este tipo de conciertos íntimos pueden "salvar a los pequeños músicos de gira". Por ejemplo: "La publicidad en radio y prensa es cara, pero si 40 amigos ponen 20 euros cada uno, el caché es bastante digno: 800 euros", explica Snyde.
Remate no cobra en sus conciertos, pero sí lo ha hecho Fran Fernández, ex líder de Australian Blonde, que con su otro grupo, La Costa Brava, ha actuado hasta en bodas. "Fue en La Coruña", recuerda el asturiano. "Se casaban unos que eran fans nuestros, y allí que nos plantamos. Fue una sorpresa ver a la gente mayor bailando nuestras canciones". Fran, que acaba de publicar nuevo disco, El perro es mío, cobra entre 300 y 600 euros por bolo. "Es una buena fórmula para rebajar los costes de un concierto normal. Transporte del equipo, alquiler de la sala, alojamiento...". Sobre todo porque a veces, si es fuera de Madrid o en alguna casa de campo, el anfitrión pone la cama. "Suele ser gente muy fan y gente especial con una conexión importante con el grupo", cuenta Fran por teléfono desde la mesa de su otro trabajo en una productora de televisión en la Red. "Lo que está claro es que estos conciertos no funcionarían si no existiese Internet". Cuando la agenda habitual lo permite, Fran suele anunciar u ofrecer estos conciertos en su blog, francisconixon.blogpot.com, uno de los más leídos de la blogosfera indie. "Al principio se produce un silencio incómodo", continúa. "Que se pasa cuando terminas el concierto y te tomas una cerveza con tu público".
No todo es de color de rosa. Algunos intentos de innovar en la música en directo han fracasado. Albert Pla intentó dar conciertos a la carta por web cam. Invento que, por ahora ha fracasado, por las habituales bajas conexiones de Internet. El propio Fren Fernández intentó componer canciones a la carta. Es decir, ¿quiere usted una canción personalizada? Llame a Fran, cuéntele su vida, y él le compondrá el tema de su vida. Pocas ofertas ha tenido el músico asturiano, pero todo es ponerse.
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