Los enemigos de la SGAE
Fachada del edificio de la SGAE en Madrid. | Foto: Zipi
Quien no quiera pagar derechos de autor, que celebre sus fiestas con Mozart, vino a decir la SGAE a las comisiones organizadoras de Las Fallas de Valencia. Para usar 'Paquito el chocolatero', canción de menos de 90 años de antigüedad, hay que pagar.
No hay duda de que las prácticas de la Sociedad General de Autores de España para proteger la propiedad intelectual y los derechos de sus abonados, y su exhaustivo control y recaudación en todo tipo de acto o establecimiento público, le ha generado unos cuantos enemigos.
Muchos de ellos se encargan de explicar que, ni todos los autores son miembros de SGAE, ni la entidad de gestión controla la explotación de todos los contenidos.
Por tanto hay alternativas. Desde páginas web que alojan y ofertan música libre y gratuita, como es el caso de Jamendo, a asociaciones en confrontación directa con la conocida entidad de gestión.
Es el caso de Exgae, autodenominada la "primera asesoría jurídica creada para defender a los ciudadanos de los abusos de las entidades de gestión y de los lobbies de la industria cultural" y que inició su andadura el pasado año "con más de 8.000 miembros".
"Incluso para seguir teniendo el control de temas de autores clásicos, hacen 'chanchullos' registrando de nuevo la canción en la Sociedad de Gestión de España (AIE), con un arreglo determinado o bajo una versión de una filarmónica reciente", explica Maddish Falzoni, integrante de Exgae.
"Nuestra intención es dar herramientas frente a los abusos de estas sociedades de gestión asegura. Se puede ser creador y no pasar por los términos de SGAE".
Las opciones son claras. "Para los creadores, no hacerse socios de esas entidades, lo que les permite gestionar individualmente su obra. Los propietarios de negocio deben utilizar en sus establecimientos obras que no sean de su repertorio", apunta David Bravo, especializado en nuevas tecnologías y propiedad intelectual y azote de la sociedad presidida por Teddy Bautista. Su último enfrentamiento, por un polémico registro en el domicilio de un administrador de dos páginas web de enlaces P2P.
Una forma alternativa de gestionar o reproducir una obra sin aceptar las condiciones de SGAE se encuentra en Creative Commons (CC), organización que ha desarrollado una serie de licencias que permiten distribuir contenido. En función del tipo de licencia escogida por el autor de dicho contenido se puede reproducir o incluso desarrollar obras derivadas a partir del original. En España este tipo de licencias están promovidas por la Universidad de Barcelona.
El problema: ¿Hay muchos artistas consolidados que autoricen la libre difusión de sus obras? "Hay pocos (responde David Bravo). Eso se debe a que este tipo de licencias son todavía una realidad incipiente que no es conocida en profundidad por todos. Además, los artistas más populares han fichado por grandes compañías que en ningún caso permiten lanzar el producto con una licencia de este tipo. No obstante, algún ejemplo hay".
Pearl Jam lanzó en 2006 uno de sus videoclips con licencia CC. 'Purefold', una serie de cortometrajes online de los hermanos Ridley y Tony Scott inspirados parcialmente en el clásico 'Blade Runner' se difundirá de este mismo modo.
Antonio Guisasola, representante de los productores de música españoles desde la presidencia de Promusicae, entiende que "entidades del prestigio de la Universidad de Barcelona se esfuercen en apoyar estas iniciativas es tan positivo como lo sería que ayudaran en la tarea divulgativa de respetar el trabajo de los demás y el de aquellos que optan por un modelo distinto al del de Creative Commons, que son la inmensa mayoría de los artistas de este país".
Sin embargo, Guisasola, en permanente cruzada contra la piratería, considera que "crea una enorme confusión el hecho de que ciertos colectivos consideren que toda la creación musical o artística debe de circular libremente por la red, como lo hace asociar ese mensaje de "cultura gratis" con estas licencias, sin respetar que los creadores trabajan para ver remunerado su esfuerzo profesional".
No hay duda de que las prácticas de la Sociedad General de Autores de España para proteger la propiedad intelectual y los derechos de sus abonados, y su exhaustivo control y recaudación en todo tipo de acto o establecimiento público, le ha generado unos cuantos enemigos.
Muchos de ellos se encargan de explicar que, ni todos los autores son miembros de SGAE, ni la entidad de gestión controla la explotación de todos los contenidos.
Por tanto hay alternativas. Desde páginas web que alojan y ofertan música libre y gratuita, como es el caso de Jamendo, a asociaciones en confrontación directa con la conocida entidad de gestión.
Es el caso de Exgae, autodenominada la "primera asesoría jurídica creada para defender a los ciudadanos de los abusos de las entidades de gestión y de los lobbies de la industria cultural" y que inició su andadura el pasado año "con más de 8.000 miembros".
"Incluso para seguir teniendo el control de temas de autores clásicos, hacen 'chanchullos' registrando de nuevo la canción en la Sociedad de Gestión de España (AIE), con un arreglo determinado o bajo una versión de una filarmónica reciente", explica Maddish Falzoni, integrante de Exgae.
"Nuestra intención es dar herramientas frente a los abusos de estas sociedades de gestión asegura. Se puede ser creador y no pasar por los términos de SGAE".
Las opciones son claras. "Para los creadores, no hacerse socios de esas entidades, lo que les permite gestionar individualmente su obra. Los propietarios de negocio deben utilizar en sus establecimientos obras que no sean de su repertorio", apunta David Bravo, especializado en nuevas tecnologías y propiedad intelectual y azote de la sociedad presidida por Teddy Bautista. Su último enfrentamiento, por un polémico registro en el domicilio de un administrador de dos páginas web de enlaces P2P.
Una forma alternativa de gestionar o reproducir una obra sin aceptar las condiciones de SGAE se encuentra en Creative Commons (CC), organización que ha desarrollado una serie de licencias que permiten distribuir contenido. En función del tipo de licencia escogida por el autor de dicho contenido se puede reproducir o incluso desarrollar obras derivadas a partir del original. En España este tipo de licencias están promovidas por la Universidad de Barcelona.
El problema: ¿Hay muchos artistas consolidados que autoricen la libre difusión de sus obras? "Hay pocos (responde David Bravo). Eso se debe a que este tipo de licencias son todavía una realidad incipiente que no es conocida en profundidad por todos. Además, los artistas más populares han fichado por grandes compañías que en ningún caso permiten lanzar el producto con una licencia de este tipo. No obstante, algún ejemplo hay".
Pearl Jam lanzó en 2006 uno de sus videoclips con licencia CC. 'Purefold', una serie de cortometrajes online de los hermanos Ridley y Tony Scott inspirados parcialmente en el clásico 'Blade Runner' se difundirá de este mismo modo.
¿Cómo manejar o adaptarse a Internet?
Quizá una de las razones por las que el sector discográfico y el audiovisual tienen una postura tan enconada frente a Internet sea el no saber cómo manejarlo, cómo adaptarse a él. Para el abogado sevillano "a las discográficas se les ha pasado un tren al que tuvieron oportunidad de subirse hace años. Como no lo hicieron, han decidido que una buena estrategia es tirarle piedras e insultar a sus pasajeros ordenándoles que se bajen. Mientras tanto, ese tren y sus pasajeros siguen a lo suyo".Antonio Guisasola, representante de los productores de música españoles desde la presidencia de Promusicae, entiende que "entidades del prestigio de la Universidad de Barcelona se esfuercen en apoyar estas iniciativas es tan positivo como lo sería que ayudaran en la tarea divulgativa de respetar el trabajo de los demás y el de aquellos que optan por un modelo distinto al del de Creative Commons, que son la inmensa mayoría de los artistas de este país".
Sin embargo, Guisasola, en permanente cruzada contra la piratería, considera que "crea una enorme confusión el hecho de que ciertos colectivos consideren que toda la creación musical o artística debe de circular libremente por la red, como lo hace asociar ese mensaje de "cultura gratis" con estas licencias, sin respetar que los creadores trabajan para ver remunerado su esfuerzo profesional".
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