Las salas de conciertos se unen y proponen crear un festival
Jose Gallego Espina
Las salas de música en directo que ofrecen conciertos de forma estable (Malandar, Sala Q, Microlibre y Fun Club) han decidido aunar esfuerzos a fin de sobrevivir en este complicado sector. Siguiendo el ejemplo de lo que en su día hicieron los teatros privados, estos cuatro establecimientos van a crear una red de locales para coordinar sus programaciones y van a proponer al Ayuntamiento crear un certamen anual: el Mes de la Música.
No se trata de una fusión, aunque están estudiando muy seriamente constituirse en asociación. Las cuatro salas más importantes de la ciudad ya han mantenido varias reuniones y han acordado formalizar las colaboraciones puntuales que hasta ahora venían manteniendo. De hecho, el responsable de Malandar, Julio Moreno, en representación de los cuatro locales, se reunirá hoy con la directora de Cultura del Consistorio, Paz Sánchez, a fin de presentarle este proyecto, demandarle apoyos y plantearle la creación de una cita anual que siga el modelo del Mes de la Danza o del Festival de Teatro.
La idea es programar durante un mes un gran número de conciertos que rotarían por estos locales, según avanzó a este periódico el responsable de Sala Q, Juan Manuel Martín, tras una reunión ayer de las cuatro salas.
Por su parte, Moreno (Malandar) explicó que espera que el Ayuntamiento reciba positivamente sus propuestas e indicó que los cuatro establecimientos aprovecharán su unión a la hora de concurrir a las convocatorias de subvenciones del Plan Director de Espacios Culturales. Asimismo, solicitarán al Consistorio apoyo a la hora de publicitar de forma conjunta los conciertos que organicen.
“Nuestra intención es que el Instituto de las Artes y la Cultura (ICAS) colabore con nosotros para promocionar a los artistas locales, que a veces sólo tienen nuestras salas como plataforma para poder darse a conocer. Al mismo tiempo, queremos mejorar el nivel de las actuaciones”, subrayó Moreno, quien recordó que “muchas veces hay grupos de primerísimo nivel que no pueden tocar en Sevilla por cuestión de 400 ó 500 euros, algo en lo que Cultura podría ayudarnos”.
Además de proponer un festival, pedir subvenciones y compartir los gastos de publicidad, Fun Club, Microlibre, Sala Q y Malandar confeccionarán sus programaciones de forma coordinada, de modo que cuando alguno de estos locales carezca de hueco para algún artista, se lo pasará a los otros.
Con la mirada puesta en un futuro menos inmediato, el propósito de estas salas, a las que mueve “el amor a la música” –según sus responsables–, es servir también de apoyo a los nuevos locales que nazcan en Sevilla.
No se trata de una fusión, aunque están estudiando muy seriamente constituirse en asociación. Las cuatro salas más importantes de la ciudad ya han mantenido varias reuniones y han acordado formalizar las colaboraciones puntuales que hasta ahora venían manteniendo. De hecho, el responsable de Malandar, Julio Moreno, en representación de los cuatro locales, se reunirá hoy con la directora de Cultura del Consistorio, Paz Sánchez, a fin de presentarle este proyecto, demandarle apoyos y plantearle la creación de una cita anual que siga el modelo del Mes de la Danza o del Festival de Teatro.
La idea es programar durante un mes un gran número de conciertos que rotarían por estos locales, según avanzó a este periódico el responsable de Sala Q, Juan Manuel Martín, tras una reunión ayer de las cuatro salas.
Por su parte, Moreno (Malandar) explicó que espera que el Ayuntamiento reciba positivamente sus propuestas e indicó que los cuatro establecimientos aprovecharán su unión a la hora de concurrir a las convocatorias de subvenciones del Plan Director de Espacios Culturales. Asimismo, solicitarán al Consistorio apoyo a la hora de publicitar de forma conjunta los conciertos que organicen.
“Nuestra intención es que el Instituto de las Artes y la Cultura (ICAS) colabore con nosotros para promocionar a los artistas locales, que a veces sólo tienen nuestras salas como plataforma para poder darse a conocer. Al mismo tiempo, queremos mejorar el nivel de las actuaciones”, subrayó Moreno, quien recordó que “muchas veces hay grupos de primerísimo nivel que no pueden tocar en Sevilla por cuestión de 400 ó 500 euros, algo en lo que Cultura podría ayudarnos”.
Además de proponer un festival, pedir subvenciones y compartir los gastos de publicidad, Fun Club, Microlibre, Sala Q y Malandar confeccionarán sus programaciones de forma coordinada, de modo que cuando alguno de estos locales carezca de hueco para algún artista, se lo pasará a los otros.
Con la mirada puesta en un futuro menos inmediato, el propósito de estas salas, a las que mueve “el amor a la música” –según sus responsables–, es servir también de apoyo a los nuevos locales que nazcan en Sevilla.
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