Francia también cede ante Google
La Biblioteca Nacional gala revela sus negociaciones con el gigante para convertir sus tesoros al formato digital
Fausto vendió su alma al diablo. Doña Inés cedió a la tentación de Juan Tenorio. Y la Biblioteca Nacional de Francia (BNF), que tanto había batallado contra Google y en favor de la digitalización del patrimonio europeo por los europeos, también ha acabado cediendo con suspiros. La dirección de la BNF reconoció ayer que está negociando con Google Inc. un acuerdo económico para la conversión al pixel de buena parte de sus tesoros.
"Nuestras negociaciones con Google pueden concluir de aquí a unos meses. No cesaremos nuestro propio programa de digitalización, pero si Google nos permite ir más rápido y más lejos, ¿por qué íbamos a privarnos?".
Estas fueron las escuetas y precavidas palabras del director de colecciones de la BNF, Denis Bruckmann, filtradas ayer al diario económico La Tribune. Unas palabras que, de inmediato, prendieron fuego al inflamable debate de la excepción cultural francesa. Pese a todas las precauciones adoptadas por el responsable de la principal biblioteca francesa, que dispone de uno de los cuatro fondos más importantes del planeta con 14 millones de libros e impresos, la declaración constituye un giro de 180 grados respecto a lo que los franceses habían estado defendiendo.
En los últimos cinco años, fue París quien lideró, desde la BNF, desde las instituciones diplomático-culturales y desde las casas editoriales, la batalla para no dejar que el grupo norteamericano se convierta en monopolio mundial de la digitalización de libros. En su día, el presidente de la BNF, Jean-Noël Jeannenay, había hecho de la batalla por la digitalización el Ser o No Ser de la independencia cultural europea.
Los tiempos cambian. Nicolas Sarkozy, el actual presidente francés, no es Jacques Chirac. El viejo zorro de la política francesa fue el hombre que dijo "no habrá choque de civilizaciones", que se fue tres días con los inuitas del círculo polar ártico y que abrió en París un Museo de la Artes Primigenias. Chirac podía prometer y prometió 80 millones de euros públicos al año para la digitalización.
Sarkozy es todo lo contrario. Sólo siete millones al año van a ser destinados a la digitalización por los presupuestos públicos de Francia, con lo que el ritmo es excesivamente lento como para constituir una oferta seria frente a Google. De ahí que ya varias bibliotecas francesas de importancia menorcedieran meses atrás al gigante con sede en Mountain View.
El proyecto Gallica, un problema
El proceso de negociación entre Google y la Biblioteca francesa parece destinado a concluir pronto, puesto que, para acabar de arreglar las cosas, Jeannenay va a ser sustituido como presidente de la BNF pour Bruno Racine, partidario de las soluciones privadas para la digitalización de libros.
Hasta ahora, la BNF ha estado desarrollado su fondo virtual de copias de libros disponible vía internet, bautizado Gallica. También era el principal motor de Europeana, la federación de bibliotecas virtuales europeas, que ya tiene en su fondo 4 millones de ciberlibros, además de bandas sonoras, cuadros, partituras y otros documentos. Su problema es que no funciona como un fondo inteligente y fácilmente accesible. El prototipo lanzado hace unos meses se parece más a un conjunto de reseñas que facilitan la vida a la gente acostumbrada a las bibliotecas.
Google, que todavía debe solventar su última batalla judicial con los editores norteamericanos, marca con la BNF un tanto considerable en su intento de controlar los fondos editoriales y de crear una multinacional de la venta de libros virtuales. En ese contexto, un segundo juicio podría ser crucial. En las próximas semanas, el Tribunal de Gran Instancia de París deberá dictaminar sobre la querella presentada por las Editions de la Martinière contra Google.
No hay comentarios:
Publicar un comentario