Arte contra el fracaso escolar
Alumnos de tres centros que han realizado experiencias artísticas actuarán en el Festival de Almagro - Las disciplinas motivan y educan en el esfuerzo
ELISA SILIÓ - Madrid - 11/05/2009 (El País)
Un alumno líder de un aula, extrovertido y carismático, pero a la par alborotador y mal estudiante, puede empezar a obtener estupendos resultados tras ser elegido por sus compañeros para protagonizar una obra de teatro. Es una experiencia real vivida por los expertos que ahora han puesto en marcha un programa -entre la Fundación Hogar del Empleado (Fuhem), la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la Fundación Giner de los Ríos- para concienciar y orientar a los docentes sobre el papel del arte a la hora de sanar los malos expedientes y de educar a ciudadanos responsables.
Jóvenes de barrios obreros acudirán al Festival de Almagro
Malos estudiantes han mejorado tras participar en obras teatrales
En su programa, de formación y jornadas, han contado experiencias como la protagonizada por un grupo de alumnos de Parla, localidad de 107.000 vecinos al sur de Madrid. Nunca habían cogido un avión y apenas habían salido de su ciudad. Pero los 25 actores de la compañía Joven del Sur, de entre 15 y 19 años, no dudaron en cruzar el charco y representar el clásico de Lope de Vega Fuenteovejuna el pasado abril en el Teatro Clásico Shakespeare y en el Teatro Hispano Gala de Washington, bajo el paraguas del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) y la Embajada española. Su encumbramiento definitivo llegará en julio, cuando actúen en el Festival de Teatro Clásico de Almagro. También actuarán alumnos payos y gitanos de un instituto del conflictivo Polígono Sur, de Sevilla, con la obra Raúl y Julia (Romeo y Julieta), y Los rapsodas del barrio, 15 chicos del popular barrio de Orcasitas (Madrid) que versionarán a Lope en hip hop.
En Latinoamérica, las mediáticas escuela de música de Carlinhos Brown o la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar han sido capaces de vertebrar la vida de una comunidad de estudiantes desfavorecida. Más cerca, en Parla, donde la mitad de la población no alcanza los 33 años, sufre uno de los porcentajes más altos de abandono temprano de las aulas de Madrid, su Ayuntamiento se esfuerza desde 2001 en frenarlo a través de una muestra teatral en los institutos. Las expresiones artísticas refuerzan la motivación, la concentración, la autoestima, la creatividad o el respeto. Bien lo sabe la actriz británica Vanessa Redgrave, que donó la dotación del Premio Corral de Comedias de Almagro para impulsar la actuación de chicos como ellos.
"El arte es una fantástica herramienta para frenar el fracaso escolar. Obliga a ser responsable, a trabajar en equipo, a comunicarse, a aprender a comportarse...", enumera Charo Díaz Yubero, directora general de la Fuhem, que agrupa a seis colegios, regidos por los principios de la Institución Libre de Enseñanza. "Desde 1876, los institucionalistas usan elementos artísticos y el deporte para articular todas las enseñanzas, pero muchos profesores lo desconocen", razona Leticia Sánchez de Andrés, profesora de Didáctica de la Música en la Universidad Autónoma de Madrid.
"Los chicos tienen que identificarse con la obra, con algo actual. Por eso nuestro Fuenteovejuna es en un gimnasio, con un escenario de materiales reciclables", cuenta Mar Zubieta, responsable del área pedagógica de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. La levadura del proyecto fue la puesta en escena de una ópera infantil, Cenicienta, con la que se fueron de gira por la periferia madrileña. "Se educan unos a otros. Tiene un efecto multiplicador", sostiene Zubieta, que se encargó de dejar en apenas 900 los casi 2.500 versos codo con codo con Francisco Rojas, miembro también de la Compañía de Teatro Clásico.
"No seleccionamos a los actores, se acercan a nosotros y les preguntamos qué quieren hacer", continúa Zubieta. "No se trata sólo de representar una obra. Es una disciplina intelectual que ayuda a su formación lingüística, literaria e histórica. Iluminamos el programa docente y además les damos claves para ser buenos ciudadanos cuando se tratan temas como la opresión o la tortura".
En otro campo, la danza, la coreógrafa Mercedes Pacheco trabaja con niños discapacitados en Pozuelo de Alarcón (Madrid) y a la vez en un estimulante proyecto, Alas Abiertas, con pequeños en Paraguay. Hace año y medio, el bailarín Sergio Núñez y ella impartían clase a 35 alumnos en ese país. Hoy enseñan a unos 300. "Algunos no se habían bajado de la silla de ruedas y por primera vez han explorado el espacio. Disocian su discapacidad de su persona", recuerda Pacheco emocionada. "Aparte de las mejoras físicas y motoras, el aumento de autoestima es espectacular".
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