La baja fidelidad vuelve para quedarse
El 'lo-fi' renace para hacer música barata, rápida y 'sincera'
XAVI SANCHO - Barcelona - 22/10/2009
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A principios de los noventa, surgió la banda Pavement. Unos tipos mezcla de empollones de universidad rural norteamericana, hippies y listillos que revolucionaron la forma de hacer música. Su pop, deliciosamente inocente, mal grabado y peor arreglado, se convirtió en el sonido de referencia, como respuesta a las grandes producciones que serían los últimos años de vacas gordas de la industria musical. "El lo-fi devuelve la canción al centro de la cuestión, hay mayor conexión emotiva y más espontaneidad. Una estética honesta en plena cultura de la avaricia y la superficialidad", escribía en 1999 Jonathan Maier sobre esa forma casera de hacer música.
Después de 10 años, los Pavement anuncian que vuelven. La ocasión no puede ser más propicia. El estilo posee nuevos paladines, (Wavves, No Age, Vivian Girls o Black Lips), bandas que han crecido en la cultura del hazlo tú mismo y que, aunque musicalmente puedan estar en las antípodas, comparten ese espíritu sucio, maleducado y con cero respeto por la sintaxis musical. "Todo está grabado con Garage Band, un mini Korg y un pedal de distorsión sin nombre", declaró Nathan Williams, más conocido como Wavves, sobre su disco de debut. "El problema de todos estos niñatos es que ahora les empiezan a pagar 30.000 dólares (20.000 euros) por salir a tocar su música y pronto se van a olvidar de dónde vienen", dijo a The Washington Post el líder de Psychodelic Horseshit, una de las bandas incluidas en el especial que emitió la MTV en 2008 sobre el resurgimiento de esta música. Explicó esta reaparición como reacción a "cierta música independiente demasiado educada y limpia, destinada a la formación de una nueva tribu: los indie-yuppies".
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