Conciertos en la calle y desconcierto en la industria del disco
La primera edición del Monkey Week convoca en El Puerto de Santa María a una amplia representación del sector musical independiente en torno a foros de debate
Blas Fernández / El Puerto | Actualizado 11.10.2009 - 05:00Con el Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca convertido en epicentro de la actividad profesional, la primera edición del Monkey Week, Escaparate Internacional de la Música Independiente, comenzó su andadura el pasado viernes en El Puerto de Santa María en medio de una atmósfera general de euforia. No es para menos: conseguir convocar en un foro de discusión a buena parte del sector, tradicionalmente disperso, para debatir en torno a sus problemas y oportunidades de negocio parece ya en sí mismo un éxito.
Sin embargo, lo que mesas redondas y ponencias desvelan hasta el momento no es sino el estado de desconcierto en que se encuentra sumida la industria de la música y, en particular, la industria discográfica. Con las descargas de internet como omnipresente caballo de batalla, el viejo orden se enroca en la defensa del modelo tradicional al tiempo que busca, incluso con cierta desesperación, vías de ingresos alternativas.
"Si las televisiones pagan por emitir una serie, ¿por que no van a pagar las radios por emitir nuestra música?". Tan surrealista propuesta llegó a oírse ayer durante la presentación de las conclusiones de la junta directiva de la Unión Fonográfica Independiente (UFI), que en la actualidad agrupa a una quincena de sellos nacionales con una cuota de mercado en torno al 20%.
La UFI, no obstante, puede presumir de algunos logros, y no sólo porque esa cuota se haya doblado en los últimos cinco años, sino porque la presencia de producciones independientes en ese mismo mercado resulta cada vez más visible, por ejemplo, a través de la lista de ventas de Asociación Fonográfica y Videográfica Española (Afyve). "Ellos venden menos y nosotros lo mismo", apunta Fernando Rosado, de la discográfica Karonte, en referencia a las cuatro multinacionales que controlan el 80% del negocio.
Rosado resalta que ha sido la unión entre sellos la que ha logrado acabar con ciertas prácticas a todas luces injustas, como la liquidación de derechos a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Mientras que las multinacionales lo hacían sobre copia vendida, las independientes pagaban por copia fabricada, una fórmula en principio ya erradicada.
Queda, en cualquier caso, un largo camino por delante. Rosado vuelve a poner como ejemplo a SGAE y a su singular sistema de reparto de los derechos recaudados, que se realiza mediante el uso de baremos de consumo -fundamentalmente estudios de mercado en el ámbito mainstream- que dejan al margen al producto independiente. "Lo que generamos no vuelve a nosotros", señala.
Otra vieja petición, la promulgación de una Ley de la Música que, entre otras cuestiones, reconozca a las independientes como pymes, resulta a corto plazo irrealizable. "El Gobierno lo descarta para esta legislatura", asegura Miguel Ángel Sancho, del sello Discmedi, argumentando que dicha ley tendría que regular las descargas de internet, pero para el gabinete de Zapatero "los internautas suponen tres millones de votos".
Al margen de los foros de discusión, en los que está bien presente el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) animando a productores y promotores a dar el salto internacional, el gran aliciente del Monkey Week reside en esos 96 conciertos, gratuitos o de pago, programados en diversos puntos de la localidad gaditana, y que ya han deparado algunos momentos mágicos -una Marina Gallardo en notable crecimiento como músico; unos Úrsula en estado de gracia...- y alguna situación incomprensible. Esta última se vivió el viernes en el Monasterio de la Victoria, escenario por el que desfilaron con notable éxito, entre otros, Silver Apples, Wire y Paco Loco Trío. A las tres de la madrugada, la Policía Municipal entraba en el recinto y conminaba a la organización a cortar por haber excedido el límite horario. Y eso que el Ayuntamiento del Puerto figura como patrocinador oficial del evento.
Sin embargo, lo que mesas redondas y ponencias desvelan hasta el momento no es sino el estado de desconcierto en que se encuentra sumida la industria de la música y, en particular, la industria discográfica. Con las descargas de internet como omnipresente caballo de batalla, el viejo orden se enroca en la defensa del modelo tradicional al tiempo que busca, incluso con cierta desesperación, vías de ingresos alternativas.
"Si las televisiones pagan por emitir una serie, ¿por que no van a pagar las radios por emitir nuestra música?". Tan surrealista propuesta llegó a oírse ayer durante la presentación de las conclusiones de la junta directiva de la Unión Fonográfica Independiente (UFI), que en la actualidad agrupa a una quincena de sellos nacionales con una cuota de mercado en torno al 20%.
La UFI, no obstante, puede presumir de algunos logros, y no sólo porque esa cuota se haya doblado en los últimos cinco años, sino porque la presencia de producciones independientes en ese mismo mercado resulta cada vez más visible, por ejemplo, a través de la lista de ventas de Asociación Fonográfica y Videográfica Española (Afyve). "Ellos venden menos y nosotros lo mismo", apunta Fernando Rosado, de la discográfica Karonte, en referencia a las cuatro multinacionales que controlan el 80% del negocio.
Rosado resalta que ha sido la unión entre sellos la que ha logrado acabar con ciertas prácticas a todas luces injustas, como la liquidación de derechos a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Mientras que las multinacionales lo hacían sobre copia vendida, las independientes pagaban por copia fabricada, una fórmula en principio ya erradicada.
Queda, en cualquier caso, un largo camino por delante. Rosado vuelve a poner como ejemplo a SGAE y a su singular sistema de reparto de los derechos recaudados, que se realiza mediante el uso de baremos de consumo -fundamentalmente estudios de mercado en el ámbito mainstream- que dejan al margen al producto independiente. "Lo que generamos no vuelve a nosotros", señala.
Otra vieja petición, la promulgación de una Ley de la Música que, entre otras cuestiones, reconozca a las independientes como pymes, resulta a corto plazo irrealizable. "El Gobierno lo descarta para esta legislatura", asegura Miguel Ángel Sancho, del sello Discmedi, argumentando que dicha ley tendría que regular las descargas de internet, pero para el gabinete de Zapatero "los internautas suponen tres millones de votos".
Al margen de los foros de discusión, en los que está bien presente el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) animando a productores y promotores a dar el salto internacional, el gran aliciente del Monkey Week reside en esos 96 conciertos, gratuitos o de pago, programados en diversos puntos de la localidad gaditana, y que ya han deparado algunos momentos mágicos -una Marina Gallardo en notable crecimiento como músico; unos Úrsula en estado de gracia...- y alguna situación incomprensible. Esta última se vivió el viernes en el Monasterio de la Victoria, escenario por el que desfilaron con notable éxito, entre otros, Silver Apples, Wire y Paco Loco Trío. A las tres de la madrugada, la Policía Municipal entraba en el recinto y conminaba a la organización a cortar por haber excedido el límite horario. Y eso que el Ayuntamiento del Puerto figura como patrocinador oficial del evento.
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