06 noviembre 2011

Monkey Week 2011: por encima de mi cadáver

Monkey Week 2011: por encima de mi cadáver: "

De izquierda a derecha, Barnaby Harrod, Álvaro Rebollo, Rafa López y Ventura Barba.


La noticia pasa en principio desapercibida -queda al margen de la programación oficial de la tercera edición del Monkey Week-, pero quizás sea uno de los proyectos más relevantes y con mayores posibilidades de desarrollo de cuantos se cuecen, o simplemente se comentan, durante estos días en El Puerto de Santa María. Y no es poca cosa: la inmensa mayoría de representantes de salas privadas de conciertos de Andalucía mantuvo ayer una reunión en la localidad gaditana, la segunda en pocos meses, con el objetivo de constituir una asociación que vele de manera colegiada por sus intereses y permita la elaboración de estrategia conjuntas.


¿Cuáles? Pues más allá de las obvias -el aprovechamiento de sinergias que posibiliten nuevos circuitos de giras, con el consiguiente ahorro de costes-, cuestiones tan prácticas como la negociación colectiva con empresas de ticketing -con la intención de rebajar de manera sustancial los porcentajes que éstas les cargan ahora- o aseguradoras -no es lo mismo asegurar una sala que asegurar veinte, no-.


Dentro del Monkey, por supuesto, hay también cientos de historias que reseñar. Me quedo hoy con la de José María Sagrista, veterano del rock sevillano tanto por su adscripción a Círculo Vicioso como por la puesta en marcha a mediados de los 80 de un estudio de grabación, Sonotone, del que salió gran parte de las maquetas que dinamizaron la escena local de la época. Después, además, creó Estudios Central, y de ahí ya no surgieron maquetas, sino discos.


José María se instaló hace ya muchos años en la costa gaditana, y aquí inauguró Punta Paloma Estudios. De éste han salido, otra vez, muchos títulos discográficos y producciones audiovisuales de variado pelaje.


Pregunto a Sagrista cómo capea la crisis y él me da toda una lección de aprovechamiento del entorno digital. Ofrece grabaciones on line bajo demanda. Pero olvide la imagen de un músico grabando aquí y otro, de manera simultánea y sincronizada, haciendo lo propio con la misma canción en Roma, Lisboa o Tokio. No es eso, es más simple. Si un músico sueco, pongamos por caso, necesita una pista de batería, manda vía digital a Punta Paloma el resto de tracks y Sagrista graba, por un precio ajustado, el instrumento requerido. ‘Y cuando escuchan la batería, suelen pedirme después las pista de bajo, de teclados o hasta las mezclas’, me cuenta, asegurando que desde que puso en marcha la idea sus encargos han subido un 70%.


La constitución de una asociación de salas o las nuevas fórmulas de Punta Paloma Estudios ejemplifican actuaciones positivas frente a una situación de cambio en la industria musical, demasiado inclinada, sobre todo en su vertiente discográfica, a achacar sus males a determinados fantasmas sin reparar en cuestiones tan evidentes como los cinco millones de españoles parados o los otros tantos millones sobreviviendo con infrasueldos.


Seamos optimistas, positivos. Es lo que en resumen Ventura Barba le pide a los participantes, esta misma mañana, en la mesa redonda El cambio de paradigma en la industria musical. El consultor de Tenzing Media realiza una sesión introductoria no exenta de puntos cuestionables -hay informes para todos los gustos, y mientras que los de entidades interesadas sitúan a España a la cabeza de la piratería digital (¿?), otros, procedentes del ámbito académico, equiparan nuestra situación a la de cualquiera de los países del entorno occidental-, pero, aleluya, rehuye el llanto, la queja, la pena, la recriminación y la criminalización. Reconoce la realidad y anima a rentabilizarla explorando (y explotando) sus posibilidades.


Y los integrantes de la mesa -con matices-, coinciden. Barnaby Harrod, de la promotora Mercury Wheels, asume que nadie en su buen juicio rechaza ya ese cambio y cita un artículo de Damian Kulash , cantante de OK Go -paradigma de explotación en la red-, al recordar que el modelo discográfico, ése que se veía como inamovible, no tiene más de 50 años.


Rafa López, de Green Ufos, dice no haber conocido otro momento tan ‘desalentador’, pero al tiempo cuenta cómo los servicios de su empresa se centran cada vez más en los artistas, vendiendo a éstos opciones de comercialización en lugar de comercializar directamente el producto físico de su trabajo: el disco. Por su parte, Álvaro Rebollo, de la multinacional Sony, incide en la necesidad de un uso responsable de la promoción a través de redes sociales. Ya no vale el ‘te lo cuento todo pero no te escucho nada’.


Nada nuevo, en efecto. Esta mesa, o acaso esta actitud, llega tarde, pero aun así provoca un cierto estímulo. Lástima que sea con una pequeña reserva.


Fundación Autor, dependiente de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), colabora con Monkey Week desde la pasada edición. La feria deja en sus manos la organización de una de sus jornadas de mesas redondas y ésta programa el tema que le parece oportuno con los invitados de su elección.


No se trataría ya de pedir, aunque hubiera estado bien, una sesión informativa sobre el estado y futuro de la entidad gestión de derechos de autor tras la sonada intervención judicial por apropiación indebida y fraude electoral. Pero una mesa redonda sobre el cambio de paradigma industrial está hoy a todas luces incompleta si no cuenta con un representante de ese otro modelo que, con todas sus variantes, representan el copyleft y las licencias Creative Commons. Me consta que a Fundación Autor se le ofreció esa opción, y que ésta, desaprovechando una vez más oportunidades de conciliación, la rechazó de manera categórica.


Lo peor de esa postura tan evocadora del por encima de mi cadáver puede ser, en efecto, que todo y todos pasan ya por encima de ti y tú ni te das cuenta.

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(Via La ventana pop.)

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