30 junio 2008

El cine por Bertrand Tavernier

Bertrand Tavernier: "Tenemos que adelantarnos al público, no ser sus esclavos"

El director de cine galo imparte un curso durante toda la semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo

  • EFE, Santander (Adn.es) | hace 5 horas |

Bertrand Tavernier dice que hay que adelantarse al público, no ser su esclavo

EFE

El director francés Bertrand Tavernier ha hecho una pausa en el montaje de su última película, In the electric mist, para impartir un curso en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, donde hoy ha abogado por que los cineastas "le tomen la delantera" al público, en lugar de convertirse en "esclavos" de sus gustos.

Tavernier estará toda la semana en las aulas del Palacio de la Magdalena para hablar a sus alumnos sobre el cine y la vida, el título que ha elegido para su curso. Como subtítulo, ha optado por una frase del director clásico del cine francés Jean Vigo que resume su filosofía sobre el séptimo arte: "Luchamos por una ficción documental".

Además, en la Filmoteca de Cantabria se celebrará un ciclo-homenaje, que incluye cinco películas seleccionadas por el propio director como las más representativas de su trayectoria: Salvoconducto, 1.280 almas, Hoy empieza todo, La vida y nada más y La Ley 627.

Para Bertrand Tavernier, la muerte del cine ha sido vaticinada cada vez que aparece un nuevo invento, pero siempre ha sabido sobrevivir, adaptándose a la evolución de la sociedad. Lo que nunca debe ocurrir es que quienes se dedican a él tengan que someterse a esos cambios, ha subrayado.

"Un artista no tiene que obedecer a lo que pide el público, sino anticiparse, tomar la delantera", ha sentenciado en un encuentro con periodistas el realizador galo, quien distingue entre aquellos directores que son esclavos de los gustos del público y los que no lo son.

En su opinión, aunque el cine de hoy sea distinto "en la superficie" al que se hacía en los cuarenta o en los cincuenta, hay películas que siguen conservando la misma esencia y, como ejemplos, ha citado No es país para viejos, de los hermanos Coen, y Pozos de ambición, que le recuerdan a los largometrajes de John Houston o Raoul Walsh, además de la última Palma de Oro de Cannes, Entre los muros, de Laurent Cantet, que, a su juicio, readapta el melodrama clásico.

Almodóvar es un árbol

Quien también ha sabido reciclar el gran melodrama, a su modo de ver, es Pedro Almodóvar pero, como algunos críticos de su país, cree que el protagonismo del director manchego ha "tapado" lo que hay detrás, que se ha convertido en "el árbol que no deja ver el bosque".

Y en ese bosque, el autor de La carnaza ve muchas películas que le han entusiasmado como La soledad de Jaime Rosales, la ganadora en la última gala de los Goya, o Calle 54 de Fernando Trueba.

Bertrand Tavernier se ha metido en la sala de montaje después del "duro rodaje" en Luisiana de In the electric mist, una película de cine negro protagonizada por Tommy Lee Jones y basada en una novela de James Lee Burke.

El realizador francés ha decidido llevar la trama al Luisiana post-Katrina porque, aunque la novela está situada unos años antes, le parecía "una tontería" no integrar en la historia lo que acababa de ocurrir en esa zona del mundo y sus consecuencias.

En construir esa historia ha trabajado mano a mano con Tommy Lee Jones, después de dejar a un lado una primera adaptación que no le acababa de convencer. Lo más fatigoso de esa tarea ha sido "perseguir al actor por cuatro estados", porque compagina la interpretación con un equipo de polo. "Aunque cuando marcaba, después escribía mejor".

Cronenberg, Plácido y la mosca

David Cronenberg convierte 'La mosca' en una ópera

Plácido Domingo será el director de la Orquesta Filarmónica de Radio France, responsable de la puesta en escena

AFP - París - (El País) 29/06/2008

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El director de cine canadiense David Cronenberg, responsable de cintas como Crash, o la más reciente Promesas del Este, será el responsable de adaptar para la ópera la película La Mosca, que él mismo dirigió hace más de 20 años. La ópera contará con dos actos y será adaptada musicalmente por Howard Shore, responsable de la banda sonora de la película.

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La Orquesta Filarmónica de Radio France será dirigida en el foso del Teatro de Châtelet por el tenor español Plácido Domingo, que actualmente dirige el teatro de la ópera de Los Ángeles. La ópera será representada en París entre el 7 y el 26 de septiembre.
La película, estrenada en 1986 y protagonizada por Jeff Goldblum y Geena Davis, es una mezcla entre una historia de terror y una fábula metafísica sobre las consecuencias de el encuentro entre un hombre, el científico Seth Bruñidle, y un insecto por el que, a consecuencia de un accidente en un experimento, queda condicionado.
Parecida, pero no igual
La idea de convertir la película en ópera partió de Howard Shore, amigo de la infancia de Cronenberg, para el que ha escrito once bandas sonoras, entre ellas la de esta película. "Nos dimos cuenta de que de alguna manera la película era próxima a la ópera, con tres personajes en el mismo escenario y una música muy intensa, casi podría decirse que operística", ha explicado Cronenberg, responsable de la puesta en escena pero no el libreto, encargado al especialista en la materia David Henry Hwang.
La intriga amorosa, ingrediente casi obligado en un libreto operístico, está presente en el guión de la película: la joven periodista Verónica Ouaife se enamora del científico-mutante, y será su redactor jefe quien la salvará del monstruo. En cualquier caso, la ópera no es una adaptación fiel de la película. "Antes de lanzarme a hacer el proyecto, dejé claro que no quería hacer un remake de la película. No quiero utilizar el vídeo, los efectos especiales, las proyecciones. Quiero hacer teatro", ha subrayado el director.
Entre otras diferencias, estará el contexto histórico en el que se desarrolla la acción, más cercana a la obra original, La mosca negra, de Kart Neumann, el clásico de horror de Serie B en el que se inspiró Cronenberg para su película, ambientada en los años 50. "Me pareció que nos daba una perspectiva visual y una resonancia intelectual interesantes, con la amenaza nuclear, la reacción contra la ciencia", explica el director.

Rebobina, corta y pega

Los 'dj's' del VHS

El colectivo Scratch Video usó en los ochenta mezclas de imágenes

MARÍA OVELAR - Madrid - (El País) 29/06/2008

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El arte de cortar y pegar no es sólo cosa de ordenadores. También fue asunto del VHS. El aterrizaje del formato en Inglaterra a principios de los ochenta tentó a un grupo de artistas. Su técnica consistía en grabar en cintas de vídeo noticiarios, anuncios y arengas políticas de la televisión. Luego lo mezclaban y editaban. El resultado: producciones de muy bajo presupuesto, de gran contenido político y borrosas, al ritmo de música electrónica e industrial.

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Aseguraban seguir la estela dadaísta y querían dinamitar el mundo del arte

Usaban para editar los vídeos la misma técnica que el 'hip hop' neoyorquino

El movimiento, bautizado como Scratch Video, inundó las discotecas y las tiendas más cool de Londres y Manchester entre 1983 y 1986. Sus centros neurálgicos fueron el cine Brixton, la galería Ambulance Station y la sala Fridge, los tres en la capital inglesa. Acompañaban las actuaciones de grupos de música industrial como Cabaret Voltaire o Psychic TV. Clubes holandeses y alemanes contrataron los servicios de estos pioneros del videoarte. También inundaron los escaparates de varios negocios de moda londinenses. Sus radicales creaciones se reproducían en televisores, mínimo 10, máximo 21, dispuestos en varias torres. Su mensaje era revolucionario: los seguidores del movimiento se proclamaban situacionistas, como los grupos de música con los que actuaban; aseguraban seguir la estela dadaísta y afirmaban que su intención era dinamitar el mundo del arte, de la tele y de la publicidad.

"Se trata de una corriente injustamente olvidada. Su estética ha influido en los videoclips y en la MTV. La publicidad utiliza sus técnicas sin saberlo. Se nos ocurrió que ahora que muchos videoartistas emplean la técnica del collage, era un buen momento para reivindicarlo", explica Paul Pieroni, comisario y director de la galería londinense Seventeen 17. Desde el 28 de mayo, el espacio dedica una retrospectiva a la obra de los miembros del Scratch Video como Gorilla Tapes, George Barber, Sandra Goldbacher, Kim Flitcroft o The Duvet Brothers. Uno de los trabajos de estos últimos recibió la atención y el beneplácito de la crítica y el público. The Duvet Brothers pusieron imágenes al célebre Blue Monday de los británicos New Order. "Su trabajo se ha extendido gracias a YouTube", añade Pieroni.

El movimiento estaba sentenciado a muerte desde el principio: sus herramientas eran la televisión, el sistema de VCR y las casetes, por lo que su contenido no respetaba los derechos de autor. "Digamos que eran los 2Many dj's del vídeo", añade Pieroni. Es decir, hacían bootlegs [mezclar la música de una canción con la pista vocal de otra] televisivos. Además, sus críticas a las políticas sociales de Thatcher y al presidente estadounidense Ronald Reagan no ayudaron. Tampoco dejaban títere con cabeza entre los anunciantes. Gran parte de sus obras mezclaban lemas publicitarios. Los expertos se enzarzaron en un debate sobre si el Scratch Video era un nuevo género cinematográfico o arte.

Algunas cadenas como Channel 4 sí que se atrevieron a programar sus creaciones, pero siempre a horas intempestivas. Y más tarde, en su ocaso, a mediados de los ochenta, la Tate londinense y centros japoneses o italianos recuperaron la tendencia. Una técnica que, como The Duvet Brothers y Gorilla Tapes reconocieron, entronca con los collages cubistas de Picasso, Duchamp y con la escritura asincopada de William S. Burroughs.

El periodista Andy Lipman les colgó la etiqueta. Según él, la edición de los vídeos empleaba las mismas técnicas de los dj's del hip hop neoyorquino. Mezclaban escenas como los dj's movían sus vinilos, es decir, hacia adelante y hacia atrás sobre el plato para crear un efecto y un sonido muy parecido al de rayar el disco. Un hallazgo técnico que sigue vigente.

El arte digital de un talking head

El robot de David Byrne

El Reina Sofía se asoma al arte digital - En la exposición 'Máquinas & almas' hay esculturas de luz y estatuas que fluyen

TEREIXA CONSTENLA - Madrid - 30/06/2008

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Julio, de pie, en mitad de una sala vacía, canta algo triste en inglés y en español. Parpadea, arquea las cejas. A veces le tiemblan ligeramente los dedos. Da un poco de miedo. "No hay que verlo demasiado cerca", aconseja David Byrne, uno de los padres de la criatura. Julio es un robot humanizado hasta detalles que intimidan. "El diseñador japonés Masahiro Mori sugiere que nuestra empatía emocional con las animaciones y los robots aumenta a medida que se aproximan a la apariencia humana y que entonces, en un determinado momento, la empatía emocional cae en el valle y se transforma en repulsión", escribe Byrne sobre la obra Song for Julio (Canción para Julio), una de las creaciones incluidas en la exposición Máquinas & almas. Arte digital y nuevos medios, organizada por el Museo Reina Sofía, donde permanecerá hasta octubre.

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Las creaciones de Kodama tienen un cimiento científico y un efecto mágico

En la penumbra que rodea a Julio, sobresale la ropa clara de Byrne, el ex líder de Talking Heads. Obviamente él eligió la melodía, pero su parte favorita son los ruiditos que el robot hace durante los descansos. El humanoide tiene otro padre: David Hanson. Sus creaciones robóticas están en museos de medio mundo. Impresionan por esa expresividad facial tan humana, aunque Julio es el primero que canta. Se construyó en Dallas durante tres meses, explica Kevin M. Carpenter, director del departamento de hardware de Hanson Robotics.

Es una de las propuestas singulares de la muestra que consagra a las nuevas tecnologías como un flamante filón creativo. La veintena de artistas parece competir en afán de impactar. Las creaciones de luz de Paul Friedlander, un artista fascinado por la física y las matemáticas, hipnotizan con su juego de ondas, colores y formas. Las de Sachiko Kodama carecen de precedentes. Kodama manipula unos líquidos (los ferrofluidos) con propiedades electromagnéticas, que van cambiando de forma constantemente. Gracias a campos magnéticos y al control informático se logran esculturas que se hacen y deshacen sin parar. Sus efímeras creaciones tienen un cimiento científico y un efecto mágico.

"El futuro de Internet no está escrito. Sabemos que nos va a cambiar como humanos pero no sabemos cómo. Es lógico que tenga su reflejo en el arte", indicó Montxo Algora, uno de los comisarios de la muestra. Algora repasó los profundos cambios políticos, sociales y tecnológicos ocurridos desde 1986, cuando se inauguró el Reina Sofía con una exposición que ya miraba hacia nuevas tecnologías. Entonces había 100.000 usuarios de Internet. Y ahora, comparó, son 1.407 millones.

Sin estas transformaciones, Natalie Jeremijenko y Ángel Borrego no hubieran creado su estación espacial urbana para aislar emisiones de dióxido de carbono en los tejados, ni Ben Rubin y Mark Hansen habrían desarrollado su Listening Post, una selección de fragmentos de chats ingleses. Una voz informática los recita. "I like weekend. I like the USA. I like Bush but I like Reagan better".

El retorno del vinilo

El CD entra en coma y el vinilo resucita

Las descargas de Internet restan valor al disco compacto mientras el antiguo formato recupera su esplendor

ÍÑIGO LÓPEZ PALACIOS (El País) 30/06/2008


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Hace unas semanas, alguien en la cadena de supermercados estadounidense Fred Meyer se equivocó con un pedido de Accelerate, el último disco de REM. En el albarán, en vez de marcar la casilla CD, tachó la que correspondía a la versión elepé de vinilo. Al recibirlo, la mayoría de las tiendas decidieron devolverlos, pero aquellos que le hicieron un sitio descubrieron que se vendía a mejor ritmo que los CD. A raíz de eso, la cadena decidió volver a dar una oportunidad en sus establecimientos al viejo plástico negro: hoy, en 60 de sus tiendas se pueden encontrar álbumes de The Raconteurs, Bruce Springsteen o Radiohead y reediciones de Metallica o The Beatles. Y empieza a hablarse de un renacer de ese formato en EE UU, la madre de todos los mercados.

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Las ventas han aumentado un 36% entre 2006 y 2007

Warhol diseñó portadas y libretos para LP que ahora son obras de arte

Grupos como U2 exigen que se editen sus obras en plástico

Hay compradores treintañeros nostálgicos, pero también jóvenes

Los defensores afirman que el disco tradicional hasta suena mejor

No se trata sólo de reediciones. La moda llega a todos los estilos

Porcentualmente, los datos suenan impresionantes: en ese país los pedidos a los fabricantes de CD han caído entre 2006 y 2007 un 17%, mientras que los de vinilo han subido un 36%. Claro que cuando se pasa a números se ve que tampoco está bien dejarse llevar por la euforia: 450 millones de compactos colocados en 2007 frente a las escasas 1.300.000 copias en vinilo. La Asociación de la Industria de Grabación de América señala que la tendencia es continuada y no circunstancial. Asegura que este año se venderán 1.600.000. Y parece que en España está ocurriendo algo similar. "En la Fnac los vinilos cada año le comen más espacio al CD. Desde 2000 se van duplicando las ventas de año en año. Lo que más, las reediciones cuidadas y de calidad de clásicos del pop-rock internacional. Tenemos dos tipos de clientes de vinilo: nostálgicos de entre 35 y 45 años que lo compraban en su juventud y aman este formato, y jóvenes de entre 17 y 22 años que han crecido viendo cómo el CD no tiene valor y se suman a una moda retro. Ahora mismo hay 1.200 referencias y cada vez más grupos nacionales se animan con este formato, por lo que creemos que la tendencia del mercado del vinilo es positiva y goza de muy buena salud", dice Sergio García, del departamento de comunicación de esta cadena de productos culturales.

A principios de mayo una veintena de puestos componían la feria del disco de Madrid. Tiendas de esta ciudad, Barcelona o Londres exponían lo mejor de su fondo. Era evidente el predominio de los viejos vinilos. Miles de ellos en un rango de precios que va desde la baratija a un euro a la joya que vale varios cientos. Entre la clientela, mucho treintañero, pero también jóvenes que apenas pasaban de los 20 como Ana, que buscaba vinilos de Pantera, un grupo heavy que nació en el periodo de transición con el disco compacto. "Las tiradas eran muy limitadas y mucha gente las busca", le dicen en uno de los comercios. "Pero no te preocupes, tal y como están las cosas, no creo que tarden mucho en reeditarlos", le anima el vendedor.

Ana nació en 1987, cuando los discos de vinilo vivían su última etapa de gloria. Siete años antes, las multinacionales Philips y Sony habían creado el disco compacto. Un formato que prometía "un sonido de ensueño". El CD tenía más capacidad, 70 minutos frente a los 45 del vinilo, y una calidad equivalente, en teoría eternamente, a la de un plástico nuevo. Porque como a la vieja aguja se la suplía por un lector láser que no tocaba físicamente la rosquilla, nunca se rayaría. Además, era más pequeño y manejable... La panacea.

Arrasó. Pronto, más de 40 marcas se adhirieron al formato. Para 1996, se había hecho con el grueso del mercado en todo el mundo. La mayoría de la gente se deshizo de sus colecciones. Las multinacionales vieron un filón en reeditar todo su fondo de catálogo en versión CD, vendiendo álbumes amortizados décadas atrás a precios de novedad. Un chollo. Colocar a la gente lo que ya tenía con pequeños cambios para que no resultara tan evidente: versiones de lujo, remasterizadas, con tomas extras... El vinilo era, para el común de los consumidores, algo viejo y cutre. Aquel que defendía que sonaba mejor, más orgánico, que era un objeto bello y sensible; el puñado de aficionados que recordaban que artistas como Warhol habían diseñado portadas y libretos y que denominaban despectivamente a los CD "posavasos", eran tachados de nostálgicos.

Pero en 2008 las cosas han cambiado. El rencor hacia el CD, el formato que, al ser clonable, ha hecho posible la piratería, empieza a hacerse público y decirse en voz alta. Hace poco, el cantautor británico Elvis Costello soltaba a todo el que quisiera oírlo una furiosa diatriba contra el compacto. "El vinilo suena mejor. Hace 20 años que nos están engañando con el compact disc", decía. Aseguró que su nuevo lanzamiento sólo se publicaría en versión elepé. Al final se echó atrás. Pero cuando lo dijo resultaba una posibilidad creíble y hace sólo un par de años le hubieran tachado de loco.

La percepción del valor del vinilo ha variado. "Nunca se ha ido. Lo que pasa es que durante años ha sobrevivido gracias a los coleccionistas y ahora lo que hay son consumidores", asevera Emilio Valdés, de la tienda de discos Ziggy de Madrid. "Antes se vendía la primera edición americana de tal disco por 60 euros y ahora viene gente que compra seis discos a 10 euros. Vuelve el vinilo, lo puedes poner bien grande, porque es verdad", afirma.

Es un cambio importante. El coleccionismo tiene mucho que ver con el intercambio de cromos. No se cotiza el contenido sino la rareza del objeto. Si hay cuatro compradores y tres vinilos, el vendedor puede subir el precio hasta límites objetivamente poco entendibles. Si es a la inversa y hay más oferta que demanda, el que no espabile se puede encontrar con un trozo de plástico sin valor.

Pero si lo que empieza a haber es una nueva generación que disfruta no sólo del objeto sino de la ceremonia de escuchar música en vinilo, la cosa es distinta. Éste, como el de los libros, es uno de esos negocios en los que no todo es dinero. Entre los vendedores abundan los amantes del vinilo. Los hay moderadamente optimistas como Carlos Vega, un madrileño de 35 años, que es uno de los dos socios de Atmósfera Abrupta, una distribuidora que vende por correo exclusivamente vinilo. "Se reeditan muchas cosas en tiradas muy limitadas, 1.000 o 1.500 copias. Y hay que estar muy pendiente para conseguirlas porque vuelan. Es un mercado que está creciendo. La gente que nos compra a nosotros no son los típicos coleccionistas frikis. Esos buscan las ediciones raras en e-Bay".

Aunque también abundan aquellos que tienen un sano escepticismo, como Jesús Álvarez, de Radio City, una tienda de discos en el centro de Madrid. "Tiene un punto de moda. Yo me alegro por la gente que se mantuvo fiel al vinilo, que ahora ve recompensada esa fidelidad, pero hay mucha gente que lo compra porque ahora te da un toque de distinción".

Rob, el dueño de London Dealer, una tienda británica, es de los positivos. "Los que vendían CD están teniendo problemas, pero los que nos especializamos en vinilo, vamos mejor. Hubo unos años de parón, pero mira esto", dice señalando unas cubetas en las que se amontonan sencillos a 45 revoluciones. "Son todos de bandas nuevas. Los grupos están sacando singles otra vez. Y hay una nueva generación que se apunta. Sólo hace falta que las discográficas no lo vean como un negocio a corto plazo y se lo carguen poniendo precios abusivos".

En la última época del vinilo como formato mayoritario, los discos eran tan delgados que parecían hechos de papel de fumar. Y ahora, sin embargo, las tiradas que se traen generalmente de un puñado de fábricas de la República Checa y Alemania son de la máxima calidad. Rodajas de plástico negro gruesas y pesadas, de surcos marcados y resistentes envueltos en carpetas del mejor cartón con portadas impresas con mimo. En general, era un mercado tan residual, daba tan pocos beneficios, que las grandes preferían licenciar los vinilos a pequeñas empresas. Por una cantidad tenían derecho a hacer tiradas limitadas de discos de catálogo. Así se ahorraban el engorro de fabricar, distribuir y almacenar.

Pero eso está cambiando. "En los últimos 18 meses está resurgiendo. Estamos editando discos en vinilo de 180 gramos con una calidad muy buena. Hay casos muy llamativos como el de Metallica, que tienen un control completo sobre los lanzamientos. Nada se hace sin su consentimiento, que han exigido que la reedición de sus discos sea sólo en vinilo. Lanzamos un disco al mes en orden cronológico desde hace dos meses. Son tiradas limitadas, de 400 o 500 copias. Pero es muy sorprendente y ha superado nuestras expectativas de negocio", confirma Paul Reidy, de la discográfica Universal.

El repentino interés de los supergrupos por sus lanzamientos en vinilo parece demostrar una nueva perspectiva. U2 también exigió por contrato que sus discos se publicaran en vinilo. Pronto saldrá una reedición de sus tres primeros álbumes. En CD se pondrán a la venta en España 7.500 copias, y en vinilo serán 500 ejemplares. Hace meses ya lo hicieron con The Joshua tree, que en España colocó 20.000 CD y 597 vinilos.

No parece mucho, pero en esta época de vacas flacas cada unidad colocada cuenta. Las multinacionales no son empresas que destaquen precisamente por su altruismo y romanticismo. Por eso resulta realmente sorprendente una iniciativa que esa misma discográfica tiene prevista para este año: un proyecto llamado Back to black vynil (la vuelta al vinilo negro). El texto con el que lo presentan es de lo más clarificador: "Susúrralo, el vinilo, que celebra este año su 60º aniversario, es sexy otra vez".

"Aunque los analistas llevan prediciendo su desaparición desde hace medio siglo, el viejo álbum de vinilo simplemente se niega a morir porque los puristas de la alta fidelidad, pinchadiscos, jóvenes a la última y todos los que tienen algún interés en la historia lo continúan defendiendo como la forma de oír tus canciones favoritas más cargada de emociones y llena de riqueza sonora", escriben.

Olvidando el hecho, más que cuestionable, de situar el nacimiento del elepé de vinilo en 1958, a nivel práctico la cosa consiste en la reedición en este formato de 80 títulos míticos de catálogo con un añadido: dentro de cada disco habrá un cupón personalizado con el que será posible una descarga gratuita en MP3 de ese mismo álbum. "De acuerdo con Billboard, hay una generación nueva que está evitando el CD y quiere a cambio una versión en vinilo y una descarga", concluye esa hoja de promoción. Más claro, imposible.

No es nada nuevo. Compañías independientes de todo el mundo lo llevan haciendo años. Hace un mes este periódico publicaba una declaración de Cris Jacobs, jefe de Sub Pop, el sello de Seattle que vio nacer a Nirvana y que fue pionera en brindar esta opción. "Los que trabajamos aquí amamos el plástico, pero vivimos en el siglo XXI. Tenemos iPods, oímos música en el coche. La iniciativa egoísta obtuvo con todo una buena aceptación de nuestros clientes".

Según las últimas estadísticas, aproximadamente la mitad de los oyentes habituales de música jamás compra un disco, ni en vinilo ni en CD. Ese 50% lo baja todo de Internet, y el 80% de esas descargas son ilegales. Queda la otra mitad. Y de repente, para ellos, se está planteando una posibilidad de futuro que hace nada hubiera sonado a ciencia-ficción: "Lo que se hizo con el vinilo no era natural. Se intentó exterminarlo. Pero no tiene por qué ser así. La televisión no acabó con la radio, porque la radio tiene un encanto increíble. Y el vinilo también. Y hoy la radio goza de buena salud y a la tele se la está comiendo Internet. Pues quizás pase lo mismo: que al final, el vinilo se quede como único formato físico", aventura Jesús Álvarez, de la tienda Radio City.

Pero a pesar de su encanto, el vinilo lucha contra muchas cosas. Contra las casas pequeñas, minipisos en los que acumular objetos es imposible porque simplemente no caben. Contra los iPods, en los que caben miles de canciones en el bolsillo. Contra su propia fragilidad. "Da igual", dice Emilio Valdés, de la tienda Ziggy, con esa seguridad que da décadas viendo los vaivenes del mercado. "El futuro está aquí. Ésta es la única industria donde una vuelta atrás es posible".

21 junio 2008

Imágenes del pasado

Maestros de la fotografía primitiva

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15 junio 2008

España es pop?

El pop español renace

IÑIGO LÓPEZ PALACIOS (El País) 15/06/2008


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El nuevo milenio se presentaba trágico para la música. El modelo tradicional de firmar un contrato, grabar un disco y hacer promoción dejaba de funcionar. Pero hay quienes empiezan a convertir la crisis en oportunidad. Muchos grupos han encontrado otros caminos para vivir de su pasión. Con ingenio, entrega y poderosos aliados como internet y el directo. Éstas son las nuevas voces que reinventan un oficio.

El siglo XXI no pintaba bien. La industria del disco se enfrentaba a una crisis bíblica. Las discográficas afrontaban las consecuencias del cambio del vinilo al CD, el formato digital que se prometía eterno. Con lo que no se contó fue con las pegas. Si la única manera de copiar un vinilo era en casete, que se deterioraba con cada escucha, las copias de los compactos eran clones baratos del original.

Día de la música de Heineken y Fundación Autor

VIDEO - Heineken y Fundación Autor - 14-06-2008

Sesión de fotos de algunos de los artistas españoles que participan el 21 de junio en el Día de la Música - Heineken y Fundación Autor

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La digitalización, por otro lado, favorecía su distribución por Internet. Así, primero la piratería callejera y luego el ADSL han acabado por convertir el hecho de comprar discos casi en una rareza. Actualmente hay una generación entera, la de los menores de 25 años, que ha crecido pensando que la música grabada es gratis. En Estados Unidos, el grueso de los compradores de discos tiene más de 40 años. La industria contribuyó con su miopía: durante años consideró el disco un artículo de regalo. Su gran momento eran las navidades. En aquel periodo se vendía casi el 50% del total anual. Cuando aquello empezó a boquear llegarían los despidos en masa, las fusiones, la confusión. No, la cosa no pintaba bien.

Pero, a día de hoy, lo que fue una crisis empieza a verse como una oportunidad. La autopista que se cerró por derrumbe ha dado lugar a miles de senderos estrechos y retorcidos por los que circulan los pequeños. Es una salida angosta, pero una salida. Pasó a la historia aquel ciclo consistente en firmar un contrato, publicar un disco, hacer la promoción, la gira y volver a empezar. Y la dependencia de las ventas. "A mí no me molesta que se descargue mi disco gratis", dice Miguel Ángel Blanca, del grupo Manos de Topo. "De hecho, miro la cantidad de descargas que ha tenido y así me hago una idea de si a la gente le interesa. Ya nadie espera vender discos, la baza es el directo".

El directo, Internet, los blogs..., hasta los vuelos de bajo coste. Las cosas son distintas para el que quiere hacerlas por sí mismo. "En este momento, en Myspace hay 150.000 páginas de bandas españolas", cuenta Borja Prieto, director de contenidos de Myspace España, una web que se ha convertido en el método más popular de difusión de la música en los últimos años. A pesar de las críticas que dicen que no es más que otra parte de la industria, una puesta al día de los viejos hábitos corporativos, la realidad es que la mayoría de las bandas la usan y avalan su utilidad. "Tienen más de cien millones de usuarios registrados en el mundo. Es el canal de distribución más grande que se ha conocido jamás", cuenta Dani Fletcher, músico independiente, productor y socio de un pequeño sello que cuando empezó la crisis se quedó en barbecho. "No se venden discos, fabricar es caro. Además, con las licencias libres Creative Commons tienes una opción de renunciar a unas liquidaciones de derechos de autor que casi nunca reclamabas. Hemos llegado a un acuerdo con Myspace para usarlo, además de como vía de difusión, como canal de distribución. Empezaremos ofreciendo un epé de forma gratuita. Y después, otro cada mes. ¿Te imaginas? Un escaparate de cien millones de personas".

"Ayer estuve dos horas en Myspace", cuenta Óscar Daniello, del grupo Facto Delafé, una de las bandas españolas cuya progresión ha sido más clara en los últimos años. "Entré a escuchar una banda que me gusta y me vi todas las que le gustan a ellos. Ya tengo unos nombres apuntados para perseguir. Es como cuando rebuscabas en las cubetas de discos de las tiendas".

Ya lo recomendaba en los años ochenta el cantautor Billy Bragg : "Elimina al intermediario". Puede que se haya acabado la época en que las estructuras gigantescas eran valiosas: terminan anquilosándose y entorpeciendo la adaptación a nuevos tiempos de cambios rápidos. Al final, tomaban las decisiones ejecutivos que apenas conocían a las bandas. Las discográficas, aquejadas de esclerosis, necesitadas de éxitos rápidos para cuadrar sus cuentas, terminan por concentrar sus esfuerzos en las propuestas más rentables y seguras, olvidándose de alimentar los nuevos grupos pequeños que necesitan un tiempo y un trabajo mucho mayor para dar beneficios. Y eso, claro, es pan para hoy y hambre para mañana.

Los músicos, aliados con Internet, aprenden a no depender de esas grandes empresas para dar sus primeros pasos. Myspace es la mejor manera de que los fans les conozcan, YouTube es perfecto para colgar vídeos y grabaciones de directos, los blogs de aficionados se han convertido en creadores de opinión y de tendencia. Las discográficas son sólo la opción para cuando su volumen de trabajo les supera. "Otra de las cosas que ha provocado Internet es la bendita globalización", señala Prieto, de Myspace. "Las bandas tienen fans en Latinoamérica y Asia. Pueden fichar con sellos de Alemania o el Reino Unido, cerrar las giras con salas de toda Europa ellos mismos".

"No es tan fácil. Se trata de tener una propuesta artística interesante y encontrar tu nicho en el mercado", dice Javier Liñán, antiguo capitoste de una multinacional que ahora está en lo que llaman una agencia de modelo global: "Es el modelo de 360 grados. Llevar en una sola oficina la representación, la editorial y la discográfica".

Es el caso de Pablo Pérez-Reixa, más conocido como El Guincho. Un canario de 24 años que durante el último lustro fue parte de la movida underground barcelonesa. Un día decidió hacer algo en solitario con una máquina en su habitación. "Grabé el disco en un fin de semana en el que el estudio donde trabajaba estaba vacío. Después, para la promoción, como no teníamos Internet en casa, mi manager y yo íbamos a un bar y, mientras nos tomábamos un café, enviábamos los e-mails a blogs y revistas".

Con ese método artesano, El Guincho se ha convertido en algo así como la sensación del año. Fue reseñado en Pitchfork Media, una página estadounidense que es como el rey Midas de la música. "Al día siguiente de salir en Pitchfork teníamos a 20 sellos detrás de nosotros", confirma El Guincho. "Es un poco ridículo". De momento, su primer disco ha sido publicado en España y Australia, pero pronto se reeditará de la mano de una discográfica británica, la prestigiosa XL, una independiente que tiene en nómina a grupos como Radiohead, que abandonaron una multinacional para firmar con ellos, o The White Stripes. "De momento es un caso aislado", dice Liñán. "Pero es una muy buena noticia. Hacía tiempo que esto no le pasaba a un artista independiente español. Y si él puede, ¿por qué no otros?". Lo fundamental es que empieza a cundir el optimismo. Se acabaron los tiempos en que la escena independiente española era una cosa quejicosa que no hacía más que lamerse las heridas. Las bandas españolas tienen un público, el latinoamericano, cada vez más amplio y curioso que les mira con atención. Hay mercado. A cambio sólo tienen que renunciar a los sueños de gloria para centrarse en convertirse en profesionales de lo suyo. "Somos trabajadores de la música. Podemos ser mileuristas, y eso es una suerte", dice el cantante de Facto Delafé. "A mí, de momento, me basta con ganarme la vida con dignidad".

12 junio 2008

El Mundo según Google o Google según El Mundo

No seas malo y dominarás el mundo

  • Apenas 10 años han sido suficientes para convertirse en el gigante de la Red
  • Un '1' seguido de cien '0' es un 'googol', cifra de la que tomó su nombre el buscador
  • En agosto de 2004 Google empezó a cotizar en bolsa, debutando a 135,91 dólares
  • Su facturación por publicidad en 2007 alcanzó los 16.593 millones de dólares
Entrada de la sede de Google en Mountain View. (Foto: Paul Sakuma / AP)

Entrada de la sede de Google en Mountain View. (Foto: Paul Sakuma / AP)

Actualizado miércoles 11/06/2008 15:45 (CET)
SERGIO RODRÍGUEZ (El Mundo)

MADRID.- Para mucha gente, Google es sinónimo de Internet. E Internet es la última gran revolución de la comunicación. El 7 de septiembre se cumplirán 10 años de la fundación de la compañía y desde hace dos es la marca más valorada del mundo. Ahora, sus fundadores, Larry Page y Sergey Brin, también pueden exponer en sus vitrinas un polémico Premio Príncipe de Asturias de Comunicación.

Un '1' seguido de cien '0', 10100, es un 'googol', cifra de la que tomó su nombre el buscador que, como todo proyecto de éxito salido de Sillicon Valley, nació en un garaje. Brin y Page recalaron en el de un amigo en Menlo Park (California), pero llegaron allí con buena parte del algoritmo de búsqueda desarrollado en la Universidad de Stanford.

Su hipótesis era que para obtener resultados de búsqueda óptimos hay que relacionar las relaciones entre páginas web, el número de veces que un término aparece en ella y el número de enlaces que la apuntan. Son las bases del algoritmo de Google, PageRank, cuyo funcionamiento exacto se desconoce y que cambia constantemente para ofrecer los mejores resultados.

Tras un par de cambios de sede, la compañía se estableció en Mountain View. Y nació el Googleplex, probablemente el edificio de oficinas más fotografiado del mundo, donde los trabajadores cuentan con comida o bebida gratis, salas de juego y pueden dedicar un 20% de su tiempo a desarrollar sus propios proyectos. En su día fue una novedad; ahora todo el mundo lo imita.

Al diccionario y a Wall Street

Desde entonces, Google no ha parado de crecer. Tal es su importancia en la vida diario de cientos de millones de personas que 'google' ha sido ncluido en los diccionarios 'Merriam Webster' y 'Oxford English' bajo la defición "utilizar el buscador Google para obtener información en Internet". En España, no es extraño 'googlear'.

Imagen de la web del buscador.

Imagen de la web del buscador.

Tampoco es extraño hacerlo en la bolsa. Especialmente desde la irrupción de la compañía —probablemente la que mejor sobrevivió a la burbuja de las 'puntocom'— en Wall Street en agosto de 2004. Google mantiene el control de la gran mayoría de sus acciones, pero ingreso 1.670 millones de dólares que le dieron un valor de 23.000 millones. Muchos de sus empleados, tras vender, se hicieron millonarios. Los títulos debutaron a 135,91 dólares y en octubre de 2007 alcanzaron por primera vez los 700.

No sólo eso: mientras muchas de las compañías de Internet que hoy son populares o acaban de nacer con aires de grandeza apenas cuentan con ingresos, Google lo es casi todo en el mercado de la publicidad por Internet. Raro es el sitio donde no han colocado sus anuncios por palabras —que cambian según el contenido de la página— o de otro tipo.

Su facturación por este concepto en 2007 alcanzó los 16.593 millones de dólares. Algunas consultoras cifran el total de ingresos publicitarios en Internet en todo el mundo en alrededor de 45.000 millones de dólares. Y nadie es capaz de hacerle sombra, mucho menos desde sus alianzas con Yahoo! o MySpace.

Mucho más que tecnología

Búsquedas, publicidad, innovación... parece mucho, pero sólo es el principio. Google no duda en desarrollar, o comprar, la tecnología que necesita o cree que puede beneficiarle.

Sergey Brin y Larry Page, fundadores de Google. (Foto: EFE)
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Sergey Brin y Larry Page, fundadores de Google. (Foto: EFE)

Cuando Page y Brin se dieron cuenta de que su herramienta de vídeos no podía competir con YouTube, la compraron. Chad Hurley y Steve Chen, sus fundadores, vendieron por 1.600 millones de dólares. Hoy, en plena eclosión del vídeo por Internet, ha superado el tráfico del buscador y su valor es incalculable, y Google, sin ninguna prisa, aún estudia cómo rentabilizarla. Es sólo la más importante de la lista: Google Earth, sus herramientas publicitarias, Blogger y muchas otras partieron de compras de éxito.

Google no es una gran compañía con una división dedicada a la comunicación. Es una empresa de comunicación. No hay ninguno de sus productos que no toque, por una u otra vertiente, este terreno. La lista de productos es interminable: correo electrónico, lectores de noticias, mapas, publicidad, salud, redes sociales, blogs, noticias... y su crecimiento es constante.

No contentos, mantienen una reputación casi intachable. Luchan por la neutralidad de la Red —para evitar que su control dependa de los proveedores de acceso— y han atraido para esta causa incluso a Barack Obama, han puesto en marcha proyectos para ofrecer conexión inalámbrica gratis en EEUU e incluso cuentan con una organización que investiga soluciones para el calentamiento global.

Si alguna crítica se puede hacer a Google es su afán por acapararlo todo, su 'plan para dominar el mundo', que cuenta con más datos de sus usuarios que ninguna otra compañía y que no lucha contra la censura en países como China. Pese a ello, su filosofía de 'Don't be evil', apenas puede cuestionarse.

Google no es Internet, aunque hay quien lo crea. Pero sí es quien mejor organiza, filtra y comunica la incalculable cantidad de información que hay en la Red.