08 junio 2008

80 años de realismo mágico, pero realismo

La gran biografía de Gabriel García Márquez

Gerald Martin pone punto final a su libro sobre el escritor

Xavi Ayén | Barcelona (La Vanguardia) | 08/06/2008 | Actualizada a las 03:31h

El próximo mes de octubre, tras una larga espera, la editorial británica Bloomsbury pondrá a la venta Gabriel Márquez. A life, una autor de Cien años de soledad escrita por el hispanista Gerald Martin, que ha estado trabajando en ella desde 1990. Los lectores españoles podrán disponer de la versión traducida al castellano en marzo del 2009, en la editorial Debate. El libro, de 586 páginas, desvela algunos aspectos poco conocidos de la vida del escritor, entra en detalles como sus activas intervenciones en las bambalinas de la política y los elementos autobiográficos que pueblan sus novelas - incluso en las más insospechadas- y también aborda cuestiones más delicadas, como su estado de salud y alguna cuestión de su vida privada.

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Laberinto de espejos. El periodo que abarca Martin (desde 1927, año del nacimiento del escritor, hasta el 2007) es el más amplio jamás abordado por un libro sobre la vida de García Márquez, ya sea la biografía El viaje a la semilla, de Dasso Saldívar, o las memorias del propio García Márquez, Vivir para contarla, que se detenían en los años cincuenta. La nueva obra refleja, sobre todo, la fuerza de la vocación literaria de García Márquez, alguien que era consciente de que "iba a ser el nuevo Cervantes" y que apostó todo o nada a la escritura de Cien años de soledad (1967), por la que dejó su trabajo remunerado y sometió a su familia a serios apuros económicos. El minucioso Martin desgrana el making of de todas sus novelas y, según afirma, "la gente se va a sorprender de la cantidad de elementos autobiográficos que hay en ellas, incluso en las que menos se sospecha, como en El otoño del patriarca, que escribió en los setenta en Barcelona, la ciudad donde vivió su crisis de los cuarenta y tuvo que enfrentarse por primera vez a los rigores de la fama. Ahí se dio cuenta de la necesidad de protegerse de los medios construyéndose un personaje. Y eso se ve en la novela - en la necesidad del dictador de tener un doble, por ejemplo-, es como un laberinto de espejos".

Actor político. El libro es una biografía clásica, ordenada cronológicamente. Una de sus aportaciones es la demostración, con ejemplos, de cómo el colombiano ha participado activamente en la política. "Eso - cree Martin- va a sorprender a la gente por la intensidad y la extensión de su vivencia", que va desde la liberación de numerosos presos políticos en Cuba y la de secuestrados por la guerrilla hasta las entrevistas con jefes de Estado y de Gobierno para aflojar el ahogo económico a Cuba, sus intentos de avanzar en la unidad latinoamericana o de conseguir la paz en Colombia. "Sus enemigos hablan de su oportunismo y su debilidad ante el poder. Algo habrá de verdad - dice Martin-, pero yo muestro también cómo, sobre todo, desde hace 35 años, García Márquez ha trabajado políticamente para las causas en las que cree, de manera seria y movido por la coherencia. Le acusan de fingir protagonismo en la política internacional, pero ahora van a ver que ese protagonismo ha sido real". Así, el lector descubrirá que su pragmatismo y ganas de ser efectivo le movían a no participar en protestas contra Fidel Castro mientras, en privado, intentaba hacerle cambiar de política. Capítulo aparte merecen sus relaciones con Felipe González, "con el que discrepó seriamente cuando su gobierno apoyó la guerra del Golfo contra Iraq en 1990 o cuando España se distanció del régimen de Castro. Pero eso no le hizo romper su amistad. Para mí - prosigue Martin- sería muy difícil mantener a un amigo con una discrepancia total, yo no llego a esa grandeza moral. Para Gabo, la amistad se impone a todo lo demás".

Vida privada. Martin se revela como un biógrafo discreto, de contención anglosajona, aunque, por ejemplo, ha entrevistado a la guipuzcoana Tachia Quintana, la novia española que tuvo Gabo en París en los cincuenta y con la que le sucedió un hecho traumático. "No estoy muy orgulloso de mis primicias, yo no soy periodista ni he querido hacer un libro sensacionalista. Si digo cosas es porque creo que hay que decirlas, he tratado de escribirlo de una manera muy equilibrada, con respeto. El cariño que siento hacia él es obvio..., pero mi trabajo no es expresar mi cariño". Sobre la distancia entre García Márquez y Vargas Llosa, Martin afirma, prudente: "No sé lo que sucedió, porque tengo 20 versiones distintas. A mí no me han hablado los protagonistas, como no lo han hecho con nadie, lamentablemente".

Sin cartas. La tarea del biógrafo no ha sido fácil: "Ha habido discusiones complicadas, negociaciones informales, mucha discreción...". No ha podido tener acceso a demasiada correspondencia, ya que "García Márquez ha destruido la gran mayoría de las cartas que ha recibido y enviado. Hace más de treinta años que no escribe cartas porque sabe que, al final, los amigos las venden. Para él, la memoria es lo importante". Una memoria que, en los últimos años de su vida, le empieza a flaquear. "Para él, la vitalidad es muy importante y vive con cierta angustia los achaques que le han tocado en su vejez, en especial los que han interrumpido su proceso creativo. Me gustaría describir su envejecimiento y enfermedad de una manera que no fuera lastimosa, sino positiva, como es el propio Gabo". ¿Qué opina Martin, por cierto, de los rumores que indican que García Márquez ha acabado una nueva novela? "Me sorprendería mucho...".

Una última declaración

En el epílogo del libro, Gerald Martin se refiere a la entrevista con Gabriel García Márquez que el Magazine de este diario publicó el 29 de enero del 2006. La llama "entrevista sorpresa" y mantiene la tesis de que "no fue algo improvisado" sino que "parece que había habido una reunión familiar en la que se decidió, dadas las circunstancias, hacer una última declaración seguida de una retirada. Después, el silencio". En aquel encuentro, García Márquez habló de Martin como su "biógrafo oficial", mientras que este prefiere definirse, con ironía, como "biógrafo tolerado", ya que "Gabo me autorizó a escribir el libro, me dijo que no se opondría ni obstaculizaría que hablara con su gente. Pero podría haberme dicho: ´Gerald, yo te nombro mi biógrafo autorizado, te voy a dar todas mis agendas, mis cartas, acceso a todas mis intimidades´. Nunca hizo nada parecido. Yo me enteré de que era su biógrafo oficial al leer aquella famosa entrevista. No digo esto para parecer desagradecido, al contrario, siento una enorme gratitud hacia García Márquez por su colaboración, aunque la gratitud no sea la mejor motivación de una biografía. Nos hemos llevado muy bien, teniendo en cuenta que era difícil. A nadie le gusta tener un biógrafo...".

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