08 junio 2008

El futuro de la prensa musical

Mesa redonda en Territorios Digitales

Blas Fernández6 de junio de 2008 a las 10:49 am (La ventana pop)
Mesa redonda
Foto: Profesor Franz
Pese a lo inabarcable del tema planteado, El futuro de la prensa musical –así, a lo amplio–, ayer me fui satisfecho de la mesa redonda convocada por Territorios Digitales, en la que participamos Rob Young (The Wire), Manu González (Go-Mag), Bruno Sokolowicz (Scanner FM) y un servidor, todos moderados por Elena Cabrera.

Elena nos había planteado un cuestionario previo con los asuntos que pretendía tocar, pero pese a que nos extendimos más de la cuenta no hubo tiempo para todo. Por ejemplo, se quedó fuera el presunto bloqueo que las discográficas pudieran estar llevando a cabo contra los medios on line, cosa que no termino de ver clara. Bien al contrario, opino que los sellos están encantados con cualquier posibilidad de promoción, venga de donde venga, y que las trabas para dar una imagen lo más ajustada posible del objeto de la información –por ejemplo, enlazando en streaming la canción que acabas de citar en la reseña de un disco– llegan antes por parte de las entidades de gestión de derechos de autor que por las discográficas (Sokolowicz, poco antes de sentarnos, me contaba que en el caso de las emisoras on line la SGAE no se contenta sólo con que le pagues, sino que además te obliga a meter su logo en lugar bien visible).
Personalmente se me quedaron fuera también otras cuestiones al margen del guión previo (blogs de periódicos vs blogs independientes, confluencia multimedia, el mito de la falta de rigor de la información en internet…), aunque de una manera u otra, incluso de forma tangencial, fueron apareciendo.
Las imágenes que me quedan, en cualquier caso, podrían ser más o menos éstas:
-Rob Young defendiendo el modelo de negocio tradicional de la prensa musical, ése que, por otro lado, le va estupendamente. “Nos gusta el papel”, vino a ser su legítimo discurso, argumentado en ocasiones, eso sí, con ejemplos insostenibles, como el de equiparar la retroalimentación que provocan los comentarios a las entradas de un blog con la tradicional carta al director. Ni de lejos, vaya. Por lo demás, estuvo bien.
-La imposibilidad de perfilar, como quería Elena, el retrato robot único del periodista musical del futuro. Aun así, cabe apuntar algunos rasgos ideales: con criterio, buen uso del lenguaje, independiente, conocedor de las nuevas tecnologías (¿qué menos?) y con capacidad para emocionar al lector.
-Las publicaciones tradicionales han encontrado en los blogs un vivero de nuevos periodistas musicales y se nutren de ellos, pero muchos de quienes estamos en el periodismo musical desde antes de la irrupción de internet hemos hecho el camino a la inversa, manteniéndonos tanto en el soporte tradicional como en el nuevo, sin mayores problemas.
-La más que probable coexistencia de ambos formatos, en mi opinión dirigiendo el nuevo hacia la inmediatez de la noticia y el viejo hacia el análisis y la reflexión, sin perjuicio de que el segundo pueda cumplir también este último papel.
-El reconocimiento, más o menos explícito, de que ante la evidencia de que las cadenas públicas de radio y televisión no cumplen con los preceptos que están en la propia base de su creación, más nos vale a los a los aficionados a la música pasar a la acción que quejarnos. “¿Para qué queremos la televisión si tenemos internet?”, plantee yo.
-Manu González, Sokolowicz y un servidor coincidiendo en un punto, por otro lado, obvio: la figura del crítico que sienta cátedra, que fija el dogma, está a punto de pasar a la historia, si es que no la he hecho ya. En mi caso, intenté explicarlo en estos términos: la crítica ha estado décadas pidiéndole a los músicos que acepten sus opiniones, que acepten sus críticas; es hora de que la crítica acepte hoy que los lectores, que son también emisores, pueden discrepar de sus opiniones y hacérselo saber. Y no pasa nada por ello.
-Carrascus, entre el público, comentando con tino que la fragmentación de la audiencia en torno a comunidades específicas de blogs está creando una especie de mapa de aldeas galas, y Sokolowicz, con no menos acierto, puntualizándole que sí, pero que son “aldeas galas cada una de ellas con un teletransportador” que te lleva a donde quieras.
-At last but not least –hubo mucho más pero el tiempo me apremia–, mi amigo el Profesor Franz celebrando tras la mesa redonda el hecho de que Young se enroque en la defensa del papel. “Es el formato idóneo para el sitio de mi casa donde suelo leer The Wire”, sentenció.

No hay comentarios: