Unos chillidos de ratones enjaulados compiten de forma intermitente con las palabras de Rodrigo García (Buenos Aires, 1964) en su camerino del teatro madrileño María Guerrero. 'Esta vez se han librado', dice el autor teatral, vestido con unos vaqueros y una sudadera, mientras dibuja en un folio din A3. García suele utilizar animales para sus obras. Los espectadores aún recuerdan el conejo que se freía en un microondas de Versus o el bogavante descuartizado de Accions: matar para comer. De hecho, para Gólgota picnic, cuyo estreno está previsto para el 7 de enero, el creador ha abandonado los ratones pero ha apostado por las lombrices. Ellas formarán parte de un escenario cubierto por 12.000 panes de hamburguesas, una sillita de pícnic, un piano en el que sonará música de Haydn a cargo de Marino Formenti, y una pantalla. Un atrezo que le sirve a García para mostrar, a partir de un texto trufado de frases bíblicas, la violencia de nuestra sociedad y su deshumanización. Con esta obra, el creador atraviesa por primera vez, además, los muros del CDN.
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