12 junio 2009

El dinero de la SGAE

La SGAE encuentra oro en los derechos anónimos

La gestora cambió sus estatutos en 2006 para dejar en cinco años el plazo máximo para reclamar los beneficios no cobrados por los autores. En 2003, se diseñó un plan de sedes al que se han destinado buena parte de los fondos

El Palacio de Longoria en Madrid, sede de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). MÓNICA PATXOT
ANA TUDELA - MADRID - 04/06/2009 07:00

La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) es un gran embalse que almacena el dinero recaudado por conciertos, televisiones, canon digital para después dirigirlo al grifo del autor dueño de los derechos. Este sistema tiene un agujero en el fondo: los derechos que nadie reclama.

Según las cifras que maneja la Agencia de Evaluación de Calidad (Aeval), dependiente del Ministerio de Administraciones Públicas, el autor anónimo, ilocalizable o tan despreocupado por su obra que no exige a tiempo sus derechos, no es una excepción. Su descuido o desconocimiento se ha convertido en la mayor grieta de la recaudación y en la forma más efectiva que tiene SGAE para sacar dinero del fondo común de reparto.

Cada año, con cifras muy similares entre unos ejercicios y otros, SGAE resta de la cantidad pendiente de distribución 10 millones de euros de media por los llamados derechos prescritos. En concreto, entre 2005 y 2007 sacó del fondo de reparto un total de 28,75 millones de euros.

La prescripción es una de las vías para lograr fondos de promoción cultural

En Aeval se recuerda que, "al no existir reglamentación específica, los estatutos de las entidades de gestión han estipulado distintos plazos de prescripción" para los derechos de autor. Tres son los motivos que justifican que la recaudación no se transfiera a tiempo: cuando "ha sido imposible identificar al titular del derecho, por la imposibilidad de ponerse en contacto con él al carecer las entidades de sus datos de contacto o por el fallecimiento de sus titulares desconociendo a sus beneficiarios".

Cada año, SGAE no logra identificar a los autores de un 15% de los derechos que ha recaudado en ese ejercicio, lo que equivale a más de 50 millones de euros, asegura Aeval. Se intuye que son los propios autores quienes se encargan de pedir lo que es suyo y reducir a la quinta parte la cantidad. No lo tienen fácil. SGAE cambió sus estatutos en 2006 para que el plazo de caducidad de los derechos no identificados se redujese a cinco años. La gestora puede incluso no ser proactiva porque los estatutos fijan que, aún cuando se ha identificado quién es el autor, éste pierde sus derechos si no reclama antes de 15 años.

¿A qué puede destinar SGAE esos fondos? Tirando de demagogia y calculadora se podría decir que, con ese dinero, la gestora podría donar la recaudación de más de 1.700 actos benéficos al año como el de Juanma, el niño cuya familia organizó un concierto de Bisbal para recaudar fondos que permitan investigar sobre su enfermedad. Pese a que el propio Bisbal no cobró, SGAE se empeñó en el reclamo a la familia de 5.764 euros por derechos de autor. Una vez destapado el caso de Juanma por El Mundo, SGAE se escudó en que la ley la obliga a recaudar los derechos de sus socios y quiso zanjar la polémica renunciando finalmente. La única posibilidad, aseguró, era reducir sus ingresos por gestión.

Los fondos para promoción cultural se destinan a comprar teatros

La ley permite a las gestoras el uso de determinadas partidas de la recaudación, incluidos los derechos prescritos. Bastaría con considerar que la donación tenía como objetivo la promoción de la cultura. De hecho, esa actividad promocional no es un derecho sino un deber de las gestoras.

Dónde va el dinero

La promoción de la cultura a la que obliga la ley es un concepto muy amplio, como reconoce la Agencia de Calidad cuando dice que "la aplicación de estos fondos asistenciales, promocionales y de formación es muy heterogénea dependiendo de las decisiones que en uso de su autonomía realizan los órganos gestores". SGAE decidió hace tiempo cómo quería emplear buena parte del capital que iba acumulando para promocionar la cultura.

SGAE traspasó a Fundación Autor 55 millones de fondos de promoción

En 2003, la junta directiva decidió iniciar el plan llamado Sedes Integrales para hacerse con una red de teatros en España y América Latina que reuniría más de 8.000 butacas y cuya gestión ha unificado hoy en una sociedad denominada Arteria. La propiedad o cesión de los edificios está a nombre de Fundación Autor, propiedad al 100% de la SGAE.

A mediados de 2007, la junta directiva de la SGAE aprobaba un presupuesto para el plan de sedes de 190 millones de euros. La cuantía era ambiciosa pero la gestora que preside Teddy Bautista no dudó en destinar al plan un significativo capital de partida. SGAE decidió traspasar a Fundación Autor los fondos que había ido acumulando para promoción de la cultura.

Entre 2003 y 2006, el balance de Fundación Autor pasó de 509.226 euros a 55,63 millones de euros, según los datos en poder del Ministerio de Cultura. Dichos fondos se recogían bajo lo que SGAE denominaba en sus estatutos Título VI, cuyo cometido era alimentar las actividades de formación y promoción de autores; ocuparse de la conservación, restauración y difusión [...] de los bienes del Patrimonio Histórico Español que perteneciesen a la Sociedad, etc.

Otra de las vías para lograr fondos promocionales es el canon digital

Según explican en la memoria anual de 2006 de Fundación Autor, el proyecto de Sedes Integrales era el "plan más ambicioso de dotación de activos que jamás tuvo la Sociedad", ya que tenía que gestionar "el conjunto de inmuebles" que serían "los cimientos sobre los que se levantará la nueva estructura física de la SGAE".

Pero para llevar a buen término el proyecto no bastaba con aquel capital inicial. SGAE debía seguir derivando dinero procedente de todas las fuentes que legalmente le permiten utilizar fondos para promocionar la cultura.

El canon digital

Los citados derechos prescritos son una de esas fuentes pero también lo es un método de recaudación que ha suscitado una de las mayores polémicas respecto a los derechos de autor: el canon digital. La ley obliga a destinar a promoción de la cultura y asistencia social a autores el 20% de lo recaudado por el famoso canon.

Otra fuente permitida pero no obligatoria, sino dependiente de los órganos de gestión es destinar un porcentaje del total de la recaudación. SGAE destina el 10% de lo recaudado también al fondo de promoción y asistencia.

De todas estas vías sale también el dinero que cubre los gastos en que incurren las gestoras por hacer su labor, es decir, recaudar, gestionar y repartir los derechos de autor. Descontados estos gastos, SGAE destina alrededor del 90% del dinero apartado del fondo común a promocionar la cultura y lo que queda, a asistencia y formación de los socios.

Parece que todos estos recursos tampoco han sido suficientes para que SGAE lleve a buen término sus planes. Por eso la gestora ha optado por dar un paso más en su esquema de financiación y endeudarse. No tenía que ir muy lejos para encontrar una garantía que ofrecer a los bancos a cambio del capital solicitado: los edificios cedidos.

Las hipotecas

SGAE ha hipotecado, por ejemplo, la mítica sala Studio 54, que también fue el Scénic, de Barcelona. El Ayuntamiento de la ciudad se lo cedió hasta 2015 a la SGAE después de haber invertido 11 millones en su expropiación para impedir que se convirtiera en un gigantesco burdel. Según el registro mercantil, la gestora de derechos ha hipotecado el edificio logrando con ello 4,8 millones concedidos por Caixa Catalunya.

El siguiente en la lista es el Palacio del Infante Don Luis en Boadilla del Monte, un edificio protegido por las leyes de Patrimonio que fue cedido a SGAE por el ayuntamiento cuando estaba al frente el alcalde popular Arturo González Panero, que dimitió por la trama Gurtel. Un Pleno aprobó en diciembre de 2006, con Panero al frente, que SGAE hipotecase la cesión por 75 años del Palacio. El tema está en los tribunales.

Fuente y destino de lo que no se reparte

¿Qué pueden sacar las gestoras de su recaudación?
Están obligadas por ley a destinar un 20% de la recaudación de derechos por copia privada a la promoción de la cultura y la asistencia social a sus socios. Este tipo de recaudación incluye el polémico canon digital. La introducción de nuevos soportes obligados a pagar la tasa por copia privada ha permitido a SGAE duplicar la cantidad que recauda por este concepto. También, pero de forma voluntaria, pueden destinar un porcentaje del resto de derechos. Finalmente es posible destinar a promoción y asistencia los derechos que no han sido reclamados a tiempo (prescritos).

¿Cuándo prescribe un derecho de propiedad intelectual?
La ley no dice nada al respecto, por lo que es decisión de cada gestora de derechos. Para SGAE, VEGAP (Entidad de Gestión de Artistas Plásticos), AIE (Artista, Intérpretes y Ejecutantes) y AISGE (Artistas Intérpretes), los derechos no identificados vencen en un plazo de cinco años. SGAE cambió en 2006 sus estatutos para fijar este plazo. DAMA (Derechos de Autor de Medios Audiovisuales) y CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) permiten un plazo de 15 años para que puedan ser reclamados los derechos de autores que ellos no han sido capaces de identificar.

¿A qué fines se destinan los derechos prescritos?
Cada gestora fija los fines a los que se destinan los derechos prescritos. CEDRO, VEGAO y AISGE los incluyen en los resultados anuales como extraordinario. AGEDI, EGEDA y AIE los reparten entre sus socios. SGAE los destina al fondo de actividades. Es la única que hace un uso sistemático de ellos.

11 junio 2009

En Francia te cortan en Reino Unido te ralentizan

Reino Unido reducirá la velocidad a los que realicen descargas pero no cortará la conexión

Siete millones de británicos utillizan el p2p habitualmente

ELPAÍS.com - Madrid - 05/06/2009

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Francia no va a marcar el paso en Europa de la lucha contra las descargas en Internet. Su modelo de tres avisos y corte de conexión cada vez tiene menos adeptos. El Reino Unido, uno de los países que más había apostado por el llamado modelo Sarkozy, parece que se va a distanciar del mismo en el último momento. La normativa sobre esta materia -la Digital Britain- que se publicará el 16 de junio contempla medidas restrictivas para los internautas que realicen descargas masivas de archivos pero renunciando al corte permanente de la conexión, según publica la edición digital de la BBC.

Los usuarios que descarguen archivos protegidos por derechos de autor recibirán tres avisos por parte de la autoridad gubernamental encargada del control de Internet y, si ignoran esos avisos, se enfrentarán a sanciones como la reducción de la velocidad de acceso a la red, o desconexiones puntuales (segundo o minutos) con el objeto de interrumpir las descargas.

El secretario de cultura británico, Andy Burnham, ha asegurado que las autoridades descartan completamente dejar a los usuarios sin Internet por parecerles una medida desproporcionada. La solución británica es precisamente la que propone la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos, la plataforma que engloba a la industria cultural y audiovisual española, en las negociaciones que mantiene con los operadores de acceso a Internet, englobados en la asociación Redtel. Precisamente esta semana se hizo público un informe de The Strategic Advisory Board For Intellectual Property, un consejo consultivo del Gobierno que vigila por la propiedad intelectual, en el que se advertía que siete millones de internautas en el Reino Unido realizan periódicamente descargas de música, películas, videojuegos y software protegidos por derechos de autor.

Sólo en un día, la investigación detectó que 1,3 millones de personas estaban utilizando programas p2p de intercambio de archivos. El informe señala que las descargas le cuestan a la industria cultural británica 120 millones de libras.

e-book y copyright, amigos o enemigos

El libro electrónico necesita nuevos derechos de autor

La industria editorial está confusa ante la llegada del e-book

La industria editorial está confusa ante la llegada del e-book. - A. NAVARRETE
PAULA CORROTO - Madrid - 04/06/2009 06:00

No hay e-books en la Feria del Libro de este año, pero al menos sí hay debate sobre este nuevo artilugio de la era digital. Ayer comenzaron las conferencias sobre el libro electrónico, y lo hicieron con uno de los grandes frentes de batalla: los derechos de autor en la Red y todas sus consecuencias. ¿Van a modificar la función de las editoriales? ¿Nacerán los libros pirata en masa? Dudas que hoy por hoy se encuentran en la mente de autores, editores, libreros y distribuidores.

El experto y autor del blog Los futuros del libro, Joaquín Rodríguez, abrió fuego y dibujó el escenario en el que ahora se está produciendo la discusión y que para él es falso: "Ahora mismo hay dos posiciones, la de los que creen en la libre circulación de contenidos y la de los que creen en una restricción. Sin embargo, el artículo 2 de la Ley de Propiedad Intelectual permite que sea el autor quién decida cómo quiere que circule su obra", afirmó. El escritor, por tanto, puede decidir si desea que su obra se difunda de forma abierta por la Red o con copyleft.

Sin contratos

La entidad de gestión de derechos de autor, CEDRO, representada en este debate por su director técnico, Victoriano Colodrón, apuesta decididamente por el copyright para las obras en la Red y por atajar las que estén colgadas de forma ilícita. "El año pasado conseguimos que 50 obras se retiraran de la Red porque no tenían ningún tipo de autorización", aclaró Colodrón.

Del lado de los autores, la escritora Care Santos defendió la capacidad de la Red para la difusión de obras literarias. "Esto es un festín de lectura", reconoció. Pero también apuntó al peligro de que no se respeten los derechos de autor: "Hace falta concienciación sobre este tema. Yo me pago toda la música que me bajo porque yo vivo de estos derechos".

"Yo me pago toda la música que me bajo porque yo vivo de estos derechos"

Ahora bien, hay otras preguntas: ¿cómo son los contratos de los derechos digitales? Javier Martín, que acudió en nombre de la agente literaria Carmen Balcells, cuya agencia ha puesto en marcha un proyecto de contenidos digitales con la empresa navarra Leer-e, afirmó que "el e-book debe dar lugar a contratos diferentes a los que se hacen ahora para el papel". Sin embargo, Martín señaló que ahora mismo este tipo de contratos no están todavía sobre el teclado. "Se barajan fórmulas, como por ejemplo la que se aplica para cuando el libro es una novedad", adelantó. Martín no cree, por otra parte, que si las agencias literarias suben contenidos a la Red cambie la función de las editoriales: "No, porque lo nuestro es un proyecto muy limitado. Serán ellas las que arranquen con todo esto".

El debate culminó con el famoso acuerdo Google que tiene que ser ratificado por un juez de Nueva York el próximo mes de octubre. La empresa de Internet fue la pionera en un sistema de derechos que permitía a su vez la digitalización y la explotación comercial de las obras. Para Joaquín Rodríguez, el peligro es que "una empresa que cotiza en el Nasdaq tenga tal catálogo cultural". Para el agente literario, CEDRO y la escritora hay otra preocupación mayor: el dinero en derechos de autor.

Ensalada de términos

Ley de propiedad intelectual

Aprobada en 1996, vela por los derechos de autor. Muchos ven necesario una modificación.

Copyright

Los autores con obras editadas bajo esta licencia reciben una prestación por su distribución o modificación.

Copyleft

Esta licencia también comprende derechos de autor, pero es menos limitadora en la distribución y modificación de las obras que el copyright.

Acuerdo Google

Es un acuerdo establecido entre escritores y editores de EEUU con Google que establece un sistema pionero en derechos de autor en la Red: el 63% para el titular de los derechos y el 37% para Google.

La memoria de la música en directo

Una 'Wikipedia' de conciertos

Una 'web' aspira a reunir todos los conciertos desde 1960

ELPAÍS.com - Madrid - 09/06/2009

Imagina que quieres saber qué canciones tocó Neil Young en el concierto del mes pasado en Barcelona, cuándo es la próxima aparición de Calamaro en Madrid o quieres subir tus videos de aquel concierto de Kronos Quartet en Granada. La web Songkick, una mezcla entre la Wikipedia y IMDB (Internet Movies Data Base) pero para conciertos, te permite hacerlo.

La noticia en otros webs

Songkick fue fundada en 2007 pero desde hoy está disponible su versión mejorada. Según sus responsables el sitio aspira a ser la base de datos de todos los conciertos desde 1960 hasta hoy, nada más y nada menos. Con este objetivo la web permite a sus usuarios seguir a sus grupos favoritos (saber cuándo y dónde tocan, y si lo hacen cerca de su ciudad), subir fotos o vídeo de recitales a los que han ido o escribir comentarios y recomendaciones sobre ellos.

La idea no es nueva pero la forma de llevarla a cabo sí. Las herramientas y características de Songkick le añaden un componente de red social que no se encuentra en otros sitios de este tipo; ahora las experiencias de los fans también cuentan.

Songkick tiene hasta el momento más de un millón de vídeos de actuaciones en su base de datos. Aunque hay artistas de todos los estilos, la web está claramente dirigida a los amantes del rock: frente a 878 conciertos de Radiohead figuran tan sólo 8 de Miles Davis.

En el perfil de cada usuario se puede incluir información sobre a qué recitales ha ido o a cuales planea asistir. Aquí pueden encontrarse casos curiosos como el del usuario Raysgigs, que ha asistido a cerca de 4.000 conciertos; la lista comienza en 1974 con Wizard y Deep Purple y llega hasta hoy con unos tres conciertos por semana.

Según su creador Songkick aspira a tener más de 50 millones de conciertos en su base de datos.

Wikipedia

¿Debemos fiarnos de la Wikipedia?

Domina Internet y ha sumido a las enciclopedias tradicionales en una profunda crisis - La 'Británica' y Larousse se abren a la interacción en la Red para intentar adaptarse

CARMEN PÉREZ-LANZAC 10/06/2009 (El País)

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Con ustedes, Txema Ferrando, 35 años, curioso, fotógrafo, parado, aficionado al diseño y al ordenador ("es mi vida"), originario de Algeciras (sí, es de Cádiz aunque escriba su nombre con Tx) y residente en Madrid. Un día, Txema se aburría en la cola del banco. Se fijó en un tipo con un uniforme "extraño". "Tenía impresas las siglas U. M. E., así que saqué el móvil, me conecté a la red, entré en la Wikipedia y me enteré de que es la Unidad Militar de Emergencias, que se dedica a grandes catástrofes, incendios y cosas así". Otro día, mientras rastreaba Wikipedia, Txema acabó en la página que esta dedica a los mecheros. "Así me enteré de que el encendedor de la cocina se llama Magiclick. La foto del artículo era penosa, la habían hecho con el móvil en un Todo a 100, así que fui a la cocina, le hice una foto y la subí".

150.000 voluntarios han escrito 11 millones de artículos en 265 idiomas

Es gratis, se corrige en el acto y tiene capacidad infinita, dicen sus defensores

Es opaca, anárquica y una fuente de difamación, afirman sus detractores

'Nature' determinó que la 'Enciclopedia Británica' es un 24% más fiable

Txema, lo han adivinado, es un fan declarado de Wikipedia. "Me encanta. Es la enciclopedia que yo soñaba tener de pequeño: se actualiza al instante, crece cada día, tiene vínculos a otras webs...". Asiduamente, Txema hace su modesta aportación a esta recopilación del conocimiento popular: "Hago ediciones menores: amplío artículos, corrijo estilo...".

Con ocho años y medio recién cumplidos, Wikipedia es una poderosísima herramienta con una comunidad global de más de 150.000 voluntarios -más 20 empleados fijos- que han escrito 11 millones de artículos en 265 idiomas (482.000 de ellos en español, a un ritmo de 400 nuevos al día). El perfil medio del wikipedista es el de un estudiante de entre 20 y 35 años, soltero. También participan en ella catedráticos y rectores de universidad (aunque a algunos no les guste gritarlo a los cuatro vientos). Unos son más activos que otros: el 30% de sus habituales realiza el 70% del trabajo. En España, más de seis millones de personas la leen mensualmente. Le gana, por goleada, a las versiones online de las enciclopedias tradicionales. Pero, ¿qué hay de su fiabilidad? ¿Es correcto elevarla a la categoría de enciclopedia?

Wikipedia nació con el objetivo de "distribuir gratuitamente la totalidad del saber mundial a cada persona del planeta en el idioma que ésta elija, bajo una licencia libre que permite modificarlo, adaptarlo, reutilizarlo y redistribuirlo libremente". Es decir, la democratización del conocimiento, un fin muy romántico que encabeza una lista de pros que continúa así: es gratis, rápida, se puede corregir en el acto, tiene capacidad infinita y es una útil herramienta educativa (¡el conocimiento también eres tú!).

Muchos motivos, y rabiosamente populares. ¿Y qué hay de los contras? También son unos cuantos. Los resumió en julio de 2006 el escritor Sam Vaknin -enemigo confeso de la Wikipedia- en un artículo que publicó en American Chronicle bajo el título 'Los seis pecados de la Wikipedia': 1. Es opaca: no se conoce a los autores de los artículos; 2. Es anárquica; 3. La fuerza es el principal derecho editorial, pues la autoridad va en función de la cuantía de participación (sin importar la calidad de ellos); 4. Está contra el verdadero conocimiento, pues los expertos reconocidos son rechazados y atacados en ella. ¿Quiénes son los eruditos?; 5. No es una enciclopedia aunque se presente como tal; 6. Es una fuente de difamación y violaciones del copyright.

Conocedores del vandalismo imperante, un ejército de wikipedistas vela, como puede y cuando quiere, por mantener íntegra su veracidad (incluso bloqueando las páginas más sensibles para evitar su sabotaje). Se calcula que tardan una media de cinco minutos en corregir cada error. Si alguien escribe un insulto ("negrata", puso alguien en la reseña de Obama; otro le pintó cuernos a Bill Gates) o un error evidente, se detecta con facilidad. Pero otros fallos, los menos obvios, permanecen. Y eso lo saben, sobre todo, sus víctimas. Como Fernando Savater. El escritor y filósofo, que confiesa no prestar la menor atención a la Wikipedia, comprobó que en las conferencias a menudo se le presentaba como un escritor exiliado en Francia. "A la de cuatro pregunté: '¿Pero de dónde ha sacado eso?' 'Está en la Wikipedia', me contestó muy serio".

Savater ha comprobado en persona que la facilidad de disponer de una información con un clic está generalizando entre trabajadores, curiosos, periodistas y estudiantes con poco tiempo (o vagos) la costumbre de dar por bueno lo que dice la Wikipedia.

En 2005, cuando el éxito de la enciclopedia online era ya un hecho, la reconocida revista Nature hizo un estudio para comparar su fiabilidad con la de una enciclopedia tan reconocida como la Británica. Nature comparó 42 artículos científicos (más sencillos de comparar) de ambas y detectó 123 errores u omisiones en los artículos de la Británica, y 162 en la versión inglesa de Wikipedia. ¿Qué titular dio la vuelta al mundo? 'La Wikipedia es tan fiable como la Enciclopedia Británica'.

El estudio cayó como un mazazo sobre las enciclopedias tradicionales, ya de por sí tocadas por el efecto Internet. Desde Espasa no facilitan datos, aunque reconocen que se ha producido "una caída significativa" de la venta de enciclopedias. Encarta, de Microsoft, se ha visto obligada a cerrar todas sus ediciones online. Pedro Cifuentes, que fue su responsable editorial en el mundo de habla hispana, resume cómo vivió el auge de Wikipedia: "De pronto, una enciclopedia con artículos de cientos de catedráticos pasa a ser irrelevante porque miles de internautas, presuntamente irrelevantes, se unen y cambian el mundo de la comunicación".

Cuatro años después de su publicación, el estudio de Nature sigue siendo citado por todos los forofos de Wikipedia. Pero hay voces discordantes. En 2007, el conocido periodista francés Pierre Assouline dirigió un estudio de un grupo de alumnos del master de Periodismo del Instituto de Estudios Políticos de París para analizar la fiabilidad de la enciclopedia online. El resultado es el libro La revolución Wikipedia (Alianza) y sus conclusiones son bastante críticas. Para empezar, desmontan el estudio de Nature, al que acusan de poco estricto y sesgado y recuerdan que, según sus propios resultados, la Británica sigue siendo un 24% más fiable que la Wikipedia. Después analizan uno de sus grandes puntos flacos: la manipulación, y apuntan que el propio fundador de la Wikipedia, Jimmy Wales, ha modificado su reseña personal 18 veces, y recuerdan que desde el Congreso norteamericano se han modificado interesadamente las biografías de varios políticos.

El estudio también señala el caso del wikipedista Essjay. Durante años fue uno de sus editores más reputados, activos y poderosos (con la categoría necesaria para bloquear o borrar entradas). Essjay se presentaba como un profesor de Teología de una universidad de EE UU licenciado en derecho canónigo, pero finalmente se descubrió que Essjay no era otro que Ryan Jordan, un estudiante de 24 años.

Éstos son algunos extractos de La revolución Wikipedia: "En cuanto abordamos temas sensibles tales como la historia, las ciencias humanas, la evolución del ser humano o la política, la duda está sembrada: las reseñas biográficas no son más que una sucesión de fechas y de acontecimientos expuestos escueta y cronológicamente siguiendo el dogma ilusorio del 'punto de vista neutral'; las fuentes no están jerarquizadas; no hay ni análisis ni síntesis; y, se diga lo que se diga, invariablemente de este magma de informaciones surgen juicios absolutamente discutibles. ¿Es preciso recordarlo? En Wikipedia cualquiera puede escribir cualquier cosa, y obviamente la gente no se priva. Es el campo de prácticas idóneo para los profesionales de la manipulación de la opinión, que son totalmente ajenos al desinterés que mueve a los wikipedistas comunes. Existen algunos procedimientos de control, pero no son ni omnipresentes ni omniscientes".

Un ejemplo de artículo sensible a la manipulación e intenso en el debate es el dedicado a Franco. "Hola, quería decir que este artículo no es neutral ya que sólo se habla mal de Franco y hasta en un apartado pone 'Franco tenía ideologías negativas", escribe un usuario en la página de debate que acompaña a cada artículo. "La cita que señala indica que dichas ideologías eran siempre no a favor de algo (positivas) sino en contra o negando algo (negativas, de negar)", le responde otro.

Estos foros de discusión son el núcleo de la fiabilidad de la Wikipedia. Y algunos se lo toman muy en serio. Mike Scott, de los Waterboys, contaba hace un par de años que no había podido corregir un error en la reseña de su banda "por no documentar correctamente la fuente", según le contestó un usuario (que desconocía estar dirigiéndose al mismísimo Scott). Pero estos foros a veces no bastan para mantener el control. Hace poco, Wikipedia recurrió a un Comité de Arbitraje para decidir qué hacer con las páginas dedicadas a la Iglesia de la Cienciología. Tras debatirlo, decidieron bloquear las ediciones procedentes de todos los ordenadores (identificados por su dirección IP) de esta Iglesia.

Sin embargo, todos estos peros se quedan pequeños ante el tirón de la Wikipedia, cuyos fans aceptan sus defectos con cariño y los ojos puestos en sus aciertos. Desde Argentina, Patricio Lorente, de la Universidad Nacional de La Plata y organizador del próximo encuentro de wikipedistas (que se celebra en agosto en Buenos Aires), rompe una lanza en su favor: "La Wikipedia es tan fiable como cualquier material de medios más tradicionales y con concepciones más dogmáticas respecto de la autoridad del conocimiento: desarrollar la capacidad de lectura crítica es imprescindible para mantenerse a flote en un mundo saturado de información. El Diccionario de la Real Academia Española define el sur, desde hace muchos años, como el lugar "que coincide con la posición del Sol a mediodía". Sin embargo, desde mi ubicación geográfica, esa definición corresponde al norte. Aún las obras más cuidadas, por personas con la mayor calificación académica, contienen errores. No intento justificar los yerros, que deben corregirse de manera constante, sino señalar que las obras del tamaño de una enciclopedia o un gran diccionario, siempre pueden contener equivocaciones. Es el lector finalmente el que debe evaluar lo que lee en función del contexto, de su experiencia, de otros textos, etcétera".

Más lanzas, ésta de parte de Félix Bahón, profesor de Periodismo en la Red en la Universidad Carlos III: "Las ideas que mueven la Wikipedia ponen patas arriba la concepción del conocimiento que hemos heredado de la Ilustración, con la que asumimos que unos pocos sabios lo gestionaban para que la mayoría se aprovechara y la sociedad avanzara con ello. Ahora todos pueden contribuir al conocimiento. Un cambio tan profundo en la transmisión del saber conlleva reacciones y necesita ajustes. En cuanto a su fiabilidad, hay varios niveles. Como estudiante nunca debes fiarte. Como periodista, menos. Pero para un usuario normal es el gran invento del siglo XX".

Un gran invento que hay que aprender a usar y muchos profesores han tomado nota de ello. Lo explica Juan Carlos Rico, coordinador de tecnologías de la información (TIC) del colegio de primaria Fernando Feliú, de Gerena (Sevilla), un centro con dos ordenadores por alumno. "Utilizamos la Wikipedia como un recurso metodológico más, no como un fin en sí. Procuramos estimular el juicio crítico de los niños, enseñarles a usarla como una herramienta de búsqueda de información, una de las competencias digitales que necesitarán en el futuro. Si estamos leyendo El Quijote y hablan de la zamarra, por ejemplo, la buscamos en la Wikipedia". Ya, pero "zamarra" no viene en esta enciclopedia online. "Bueno", dice Rico, "entonces enseñaríamos a los alumnos a documentarse para entender su significado y a añadirla ellos mismos".

Felipe Ortega, de la universidad Rey Juan Carlos, autor de una tesis sobre la Wikipedia, explica hacia dónde van los tiros de cara al futuro: "La Wikipedia ha creado un sistema de ranking de calidad de artículos, para darnos una idea del nivel de fiabilidad que ofrecen. El objetivo es poder hacer una versión en CD/DVD (Wikipedia 1.0) con los mejores artículos según su calidad (revisados por la comunidad). Esto da una mejor garantía de la fiabilidad del contenido, aunque con menos artículos que la versión en línea, pues solo se incluirían los mejores".

En enero, la Británica anunció que permitirá a los internautas generar contenidos en su versión online con un sistema de edición tutelado -Jorge Cauz, su presidente, aprovechó una entrevista para criticar la Wikipedia: "Está llena de grietas en términos de calidad. Es desigual, los hechos no son siempre correctos, el modelo contiene cantidad de fallos"-. Larousse, por su parte, también se ha abierto a las contribuciones del público.

Así las cosas, Wikipedia se encamina hacia un destino más "pedia" (educación, en griego) y las enciclopedias tradicionales que han sobrevivido, hacia uno más "wiki" (rápido, en hawaiano). Lo que nos lleva a la misma pregunta que se plantea Pedro Cifuentes, hasta hace un año editor de la ya desaparecida versión online de Encarta: "¿Acabará Wikipedia convertida en una enciclopedia tradicional después de haber enviado a sus rivales a una crisis histórica?".

Algunos de sus errores conocidos

Poco después de la toma de posesión de Obama, los senadores Ted Kennedy y Robert Byrd figuraron como fallecidos en Wikipedia.

En la página dedicada a la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega se recogió el bulo de que había contraído matrimonio con la periodista María Escario.

Manu Chao nació en Chiapas (México), decía durante días la reseña del cantante parisino y simpatizante zapatista.

El mismo día en que se le concedió el Nobel, al escritor Jean Marie Le-Clézio se le daba como muerto. El error permaneció un minuto.

Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, vive con el diseñador Ralph Lauren, según decía (falsamente) su reseña.

En la página del periodista estadounidense John Seigenthaler, se le citaba como �patrocinador directo de los asesinatos de John Kennedy y su hermano Bobby (�), aunque nunca se demostró nada�. Seigenthaler, amigo de Kennedy, montó en cólera.

En la edición francesa, a Tony Blair se le definía como católico cuando todavía era anglicano. El error permaneció dos semanas.

10 junio 2009

Google y la UE


Actualizado Viernes, 29-05-09 a las 09:47
Los Veintisiete están preocupados por el riesgo de que Google Books, el proyecto por el que el buscador ofrecerá en internet libros completos, vulnere los derechos de propiedad intelectual de los autores europeos. Por eso, han decidido encargar a la Comisión Europea un estudio en profundidad sobre las repercusiones legales y económicas que puede tener el escaneo de las obras literarias efectuado por Google en los titulares europeos de derechos de autor.
La decisión ha sido adoptada hoy por los ministros responsables de Industria, reunidos en Bruselas, a partir de una petición del Gobierno alemán. Berlín considera que el proyecto de Google es "irreconciliable con los principios de la legislación europea sobre «copyright»", pues ésta establece claramente que, para reproducir una obra, es necesario el consentimiento previo del autor, algo que no hace el buscador.
Interés generalGoogle argumenta que el uso sin permiso expreso de obras con «copyright» es admisible si sirve a un interés general (como la educación o la investigación). El ministro checo de Industria, Vladimir Tosovsky, cuyo país preside este semestre la UE, explicó al término de la reunión ministerial que los Veintisiete estuvieron de acuerdo en pedir a la Comisión que analice la situación y, en su caso, proponga medidas para defender los derechos de autor.
Tanto Francia como Holanda respaldaron los puntos de vista de las autoridades alemanas, según indicaron fuentes comunitarias. El Gobierno alemán ha alertado al resto de Estados miembros de que el proyecto de Google puede repercutir en la concentración de la propiedad de los medios de comunicación y también en la diversidad cultural en general, sobre todo en la UE. También hace hincapié en que al hacerse directamente con las obras, el buscador quita valor a iniciativas como Europeana, la biblioteca digital puesta en marcha por la UE, que sólo publica los libros tras haber logrado el consentimiento del autor. Durante el debate, los representantes franceses también hicieron alusión a Europeana y dejaron claro que ese proyecto, al contrario que Google Books, respeta las reglas de propiedad intelectual.