03 mayo 2009

Internet y Cultura

Facetas de la Red

JOSÉ ANTONIO MILLÁN 02/05/2009
Vota


Resultado Sin interésPoco interesanteDe interésMuy interesanteMuy interesante 9 votos
Imprimir Enviar
Tecnología. Vivimos en una época fascinada. Hace cuatro décadas, un adelanto de ingeniería electrónica permitió enviar paquetes de datos de forma más eficiente de un punto a otro, y acto seguido Occidente se lanzó a aplicarlo a... cualquier cosa. Hoy en día están conectados a Internet (y entre sí) cientos de millones de personas. Más de ocho millones de libros se han convertido en bitios accesibles desde cualquier punto, pero es que también hay (en un solo servicio) dos mil millones de fotografías, subidas por particulares. Se compra, se vende, se recorre la cartografía del planeta, se comparten fotos y chismorreos, se agita, se juega, se investiga, se publica, se almacena, se lee a través de este conjunto inasible de datos y personas conectadas que tratamos de capturar mediante metáforas humildes (la Red) o vagorosas (la Nube).

La noticia en otros webs

Sí: no es extraño que estemos fascinados por la situación y queramos tratar de entenderla, y el mundo editorial responde a esta demanda. El azar de su aparición conjunta nos ha puesto ante un conjunto de libros: obras originales o traducciones, individuales o colectivas, centradas en la ciencia, la música, el activismo o la sociedad, pero todas ellas relacionadas con el mundo "digital" o la "modernidad tecnológica".
Cuando la música cruzó la frontera digital, de José Luis Campos García, es un buen estudio del caso: el consumo musical se presenta en sus elementos históricos y culturales para luego relatar el impacto de los nuevos sistemas de compresión (el MP3) y de relación (los sistemas P2P, que conectan a individuos para intercambio de archivos). La obra analiza el impacto que tiene sobre la industria, y los creadores independientes, un nuevo sistema caracterizado por la difusión incontrolada.
Cultura digital y movimientos sociales es un denso conjunto de 12 aportaciones que tienen en común la revisión del papel político de la tecnología digital. Frente al "misticismo cibernético" imperante, que ve las propuestas técnicas como algo monolítico, en un lejano pedestal, estas aportaciones examinan cómo se ponen a prueba en el "laboratorio social" y cómo son asumidas o reelaboradas, y con qué fines. Los casos recorridos van de las mobidas (o convocatorias de acciones mediante mensajes) al software libre, pasando por el activismo político basado en la web. La tesis de la obra es que estamos tanto ante una "politización de la tecnología" como ante una "tecnificación de la política".
El libro de Morley, Medios, modernidad y tecnología, escrito desde la perspectiva de los "estudios culturales", se plantea también la apropiación de las novedades tecnológicas, por ejemplo: las webs con que los inmigrantes turcos en Europa arreglan sus "matrimonios de conveniencia". Como ocurría también en la obra anterior, la perspectiva desborda el estricto ámbito de los ordenadores, para explorar otros artefactos del entorno, como los automóviles.
Morley analiza el papel de los electrodomésticos, cuya fallida incorporación al universo de la interactividad (lavadoras con doce programas, de los que se usan dos) demuestra el fracaso de propuestas al usuario desde arriba. La televisión constituye otro icono poderoso, tanto como mueble como en sus elementos externos: las antenas parabólicas señalan en muchos lugares la presencia de una clase popular consumidora de medios, mientras que en los barrios inmigrantes reflejan la reacción contra la cultura local.
Por último, Redes complejas, de Ricard Solé, subtitulado Del genoma a Internet, es una obra surgida de la fascinación por un aspecto muy concreto de la cultura digital. Hasta hace poco las redes eran un fenómeno estudiado por una disciplina arcana, la topología, y habría sido impensable una obra de divulgación sobre el tema. Pero hoy cualquier usuario sabe que se conecta a una red, y su navegación de clic en clic le hace experimentar su magnitud y complejidad de un modo antes impensable. Además, las aplicaciones como Facebook, le hacen consciente de estar inserto en una red social, visión antes limitada a especialistas.
La visión reticular permite al autor presentar problemas económicos, ecológicos, genéticos, médicos o lingüísticos: epidemias, balanzas de pagos, extinciones de organismos o la adquisición del lenguaje. El libro de Solé es un excelente ejemplo de divulgación de calidad, escrita por alguien que conoce el tema y sabe exponerlo bien, y apoyado en numerosas ilustraciones.
Nuevas obras seguirán explorando el choque entre el cambiante universo tecnológico y la acción y el pensamiento de los hombres. Ojalá encontremos remansada en sus páginas la reflexión que la evolución vertiginosa de la tecnociencia y las demandas del mercado no suele permitir.
Cuando la música cruzó la frontera digital. Aproximación al cambio tecnológico y cultural de la comunicación musical. José Luis Campos García. Biblioteca Nueva. Madrid, 2008. 176 páginas. 12 euros. Cultura digital y movimientos sociales. Igor Sádaba y Ángel Gordo (coordinadores). Los Libros de la Catarata. Madrid, 2008. 320 páginas. 18 euros. Medios, modernidad y tecnología. Hacia una teoría interdisciplinar de la cultura. David Morley. Traducción de Margarita Polo. Gedisa. Barcelona, 2008. 317 páginas. 24,50 euros. Redes complejas. Del genoma a Internet. Ricard Solé. Tusquets. Barcelona, 2009. 240 páginas. 18 euros.

No hay comentarios: