01 julio 2008

Arte conceptual en la Tate

La Tate suda arte

La última obra de Martin Creed es un atleta corriendo a toda velocidad por el venerable museo británico. ¿Qué significa todo esto?

El corredor de la Tate

Shaun Curry | AFP

Martin Creed ganó el Turner en 2001 por una instalación tan conceptual, tan conceptual, que casi no existía: una habitación vacía de la Tate donde las luces se encendían y se apagaban. Su última obra tampoco incluye gastos de transporte: se trata de un hombre corriendo a todo gas de un lado a otro de la Tate.

Cada 30 segundos entre las 10 de la mañana y las 6 de la tarde, el atleta recorrerá los 86 metros de un lado al otro del edificio neoclásico durante cuatro meses. El artista -que no el atleta- ha definido su obra como "el arte de no quedarse quieto" porque quedarse quieto es morir. O la muerte. Y correr a toda velocidad es justo todo lo contrario, una muestra de vitalidad. Cuanto más rápido, más vivo.

Stephen Deuchar, director del museo, ha calificado la obra de "irresistible, simple y musical".

Cuestión de vida o muerte

Según Creed, su última obra está inspirada en las catacumbas de los monjes capuchinos en Palermo, pero no de la manera habitual. Al parecer, el y sus amigos fueron a visitarlas cinco minutos antes del cierre y tuvieron que sudar para verlo todo, principalmente cadáveres colgados de las paredes de gente que murió entre 1599 y 1920, cuando las autoridades renunciaron a la práctica y decidieron enterrar a todo el mundo según las costumbres sanitarias de la época.

Una vez fuera, recuperándose del esfuerzo, Creed pensó: ¿Por qué tenemos que mirar una obra durante tanto rato? ¿Por qué no un segundo?

De vuelta en Londres y valorando la problemática de convencer a los visitantes del museo de correr para ver las obras, decidió que fuera la obra la que corriera en su lugar. "Es muy importante que no haya un cordón entre el corredor y la gente -explica. -El arte no tiene por qué estar separado de todo lo demás".

La obra ha despertado la curiosidad y la controversia habitual entre los amantes y los críticos y ha resucitado la sempiterna y aburrida cuestión: ¿Qué es el arte? y ¿quién tiene derecho a calificarlo como tal?

El corredor, por supuesto, no es una sola persona sino 50, seleccionados en los clubs de atletismo de los alrededores. Ganan 10 libras a la hora (12,6€) y les han pedido que corran "como si les fuera la vida en ello".

El sprint por las galerías es de unos 15 segundos, tras el cual el corredor de turno desaparece por una esquina y da paso a lo que Creed ha llamado la "pausa musical".

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